miércoles, 20 de mayo de 2020

Un deseo

"Dos copas de vino son muchas,
pero tres ya son pocas."

Mis días últimamente están cargados de pendientes, a tal punto que no logro reducir mi lista a cero y las horas me parecen minutos, desearía estar exagerando pero no es así. Despierto y, luego de mi ritual diario para estar lista para iniciar, reviso la agenda del día - sí, todas las noches hago una agenda para el día siguiente, si no ya hubiera perdido el control - y utilizo todos los útiles de oficina que tengo para organizarme de la mejor manera. Notas, crayones, resaltadores, lapiceros y lapices de todos los colores. Busco la manera de hacer que mi escritorio sea mi lugar favorito y me recuerde el propósito de todo lo que ahora hago. He pegado muchos post - it en una pizarra de corcho que me ayuda a recordar mis intenciones, a mantener el ritmo y por semana elijo cinco palabras para tenerlas presentes a lo largo de ella. Las de esta semana son: agradecer, humildad, confianza, empatía y hablar (para no asumir).

Como ya dije, las horas se me pasan volando. Sin darme cuenta ya se terminó el día y mis esfuerzos no son suficientes para lograr terminar con la agenda, entonces no me voy a dormir tranquila porque cada vez que estoy a punto de lograr mi cometido, llega un nuevo correo que atender para recordarme que aún hay mucho más por aprender y hacer.

Hoy terminé una reunión a las seis de la tarde que duró aproximadamente cuatro horas y el dolor de cabeza volvió a mi después de casi un mes, ya eran varias semanas que no llegaba a ese nivel de estrés. Me paré y me eché al borde de la ventana para mirar el cielo oscurecer mientras escuchaba a Pablo Alborán - "hay quién dice que fui yo el primero en olvidar" - y despejaba un poco la mente porque no es momento para que mi cuerpo se sienta cansado, por lo menos no esta semana. El cielo azul oscuro mostraba una luz brillante que cautivó mi atención. No sé si era una estrella u otra cosa pero el brillo era increíble.

Siempre que veo algo brillar en automático cierro los ojos y pido un deseo. Está tan interiorizado en mi que ni si quiera le doy muchas vueltas al asunto, sólo pido lo primero que viene a mi mente. Usualmente pido algo relacionado a lo que estoy viviendo en ese momento y ahora, mientras escribo esto, vienen a mi cabeza una gran la lista de cosas que podría haber pedido, por ejemplo que hoy me toque dormir al menos cuatro horas. Pero sabes algo, cerré los ojos y pedí por ti.

Mi cabeza está abarrotada de tareas, de personas, de llamadas, de risas, de bailes, de canciones, de aprendizaje, de mensajes, de ratos de calma y también de locura, de frustración cada vez que tengo errores gramaticales, de luchar por mantenerme en el presente sin que mi mente se pierda en tiempos que no existen, pero en mi corazón estás tú...

... y con los ojos cerrados,
te vi y sonreí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario