La semana anterior se caracterizó
por ser un acto de fe:
por ser un acto de fe:
Fe en mi.
Recuerdo mi primera sesión, le dije a la psicóloga que necesitaba de alguna manera obligarme hasta terminar el tratamiento que ella crea necesario según su experiencia y el problema que le presentaba. Me dijo cierto número de sesiones y decidí depositarle el monto total. La semana pasada se acabaron esas sesiones y los últimos quince minutos nos dedicamos a analizar lo que ha pasado a lo largo de estos meses y es increíble como ha cambiado mi realidad, como siento que he cambiado yo. De hecho el primer mes fue un sube y baja de emociones bastante complicado y de no querer aceptar algunas cosas, pero luego ya todo fue más fácil de manejar. He desbloqueado algunas partes de mi que no conocía, algunos resentimientos que no era consciente de su existencia y algunas creencias que jugaban un rol importante en mi toma de decisiones. Han habido sesiones con muchas lágrimas, de esas que aparecen en tus ojos cuando ves tu realidad con mucha más claridad y te provoca cierto dolor y aceptación al mismo tiempo, y otras en que me reía al entender que suelo ahogarme en vasos con agua. Decidí continuar el proceso porque siento que aún hay mucho más por escarbar y mi predisposición es más fuerte que al inicio.
Hoy desperté muy temprano, mucho antes que suene mi alarma y lo primero que hice al abrir los ojos fue sonreír. Sentí tranquilidad y felicidad, y se me hacía difícil de entender porque la raíz de esos sentimientos estaban dentro de mi y yo estaba acostumbrada a sentirme de esa manera por algo más tangible, tal vez una buena nota o una felicitación o palabras bonitas de alguien más. Traté de darle un poco más de vuelta y me di cuenta que el sentimiento real era orgullo al haber descubierto la persona que soy - modestia aparte - y lo primero que me dije fue: "Oye, te mereces una caja grande de papas fritas."
La semana pasada tuvo un nivel de estrés altísimo y en ningún momento, ni cuando estaba sola y tenía toda la libertad de reventar, permití que el mal humor me invada porque estaba en esa situación por una decisión que yo tomé, así que debía hacerme cargo. Estaba enfocada en lo que quería lograr y en los sacrificios que debía hacer como dejar de contestar mensajes, dormir menos o no ser tan workaholic y a mi hora real de salida dejar de trabajar, que se me hacía fácil dividirme en varias actividades mientras subía historias en Instagram respondiendo preguntas que nadie me había hecho. Hice un plan de trabajo que seguí al pie de la letra y cada vez que se me venían sentimientos que me perturban, me preguntaba: ¿cuál es el origen? y al escucharme, sentía ternura y risa de lo romántica que suelo ser y así volvía la tranquilidad a mi.
Algo que he incorporado en mi vida es hacer actos de fe y la semana pasada ese sentimiento de creer y confiar, sin dudar ni un segundo, estaba en mi, y que bonito se siente cuando es así. No solía confiar mucho en mi, mi miedo a fallar, a perder, a no ser suficiente estaba siempre presente en mi cabeza pero ahora, producto a estar varios meses trabajando en mi y hacer esos análisis en los que te pones de cabeza para poder verte mejor, descubrí quien soy y eso me ha ayudado a definir límites reales. Saber hasta donde puedo llegar e ir hacía allá, con calma y seguridad.
En una videollamada me dijeron algo que me gustó: "Estás brillando" y la verdad es que me siento brillar en esta etapa de mi vida. Recuerdo como inicié las sesiones sin querer contarlo por vergüenza, leo lo que escribí en mi primera bitácora en donde aún sentía miedo por el futuro y ver que ahora todo cambio, me hace sentir agradecida con la vida. Ya no siento más miedo por el futuro, ni me pongo a darle vueltas a las cosas que puedo ganar o perder, no tengo ansias por saber que pasará. Disfruto cada día lo mejor que puedo, hago cosas que me provocan chispazos de felicidad siendo consciente que mientras pasen cosas que me provoquen sentimientos que no me gustan como tristeza / cólera / frustración pero me lleven a reflexionar y cuestionarme una cosa sobre mi, habrá valido que suceda porque me ayudará a entenderme más. Esa forma de pensar, hace que algunos problemas ahora se vean tan pequeños que me es fácil pasarlos por encima y seguir vibrando al ritmo que escojo para mi.
Por que mientras sea un día con risas y calma,
todo lo demás estará más que bien.
No hay comentarios:
Publicar un comentario