¡Estás aquí! - ¿es real o he vuelto a soñar? - No puedo creer que por fin estoy viviendo lo que tanto había esperado. Estamos echados sobre la cama y desde una ventana se puede ver como el sol inicia su descenso y nos muestra sus últimos rayos de luz.
Extrañaba tanto estar cerca de tus labios, a un suspiro de distancia de volver a ser uno. Te miraba sonreír mientras metía una de mis manos por debajo de tu camisa. Comencé a acariciar con mis dedos tu espalda y recorrerla de arriba hacía abajo, sintiendo cada centímetro de tu piel. Tú me tomaste de la cintura y acercaste mi cuerpo más al tuyo para poder hacerlo nuestro. Mordí tus labios intentando controlar las ganas que se desbordaban de mi ser y nuestras prendas comenzaron a desprenderse una a una.
La luz del atardecer dibujaba nuestras sombras en la pared pero yo no quitaba mis ojos de ti, no quería perderme ni un segundo de lo que sucedía. Capturaba cada mirada, cada movimiento, cada palabra, cada beso, cada caricia, cada gesto de placer. Mi cuerpo se estremecía al sentir tus manos en mí y en ese momento, nada en el mundo existía a parte de nosotros, ni si quiera un lugar donde pueda sentirme más feliz de lo que era.
De un momento al otro, paré de besarte y te abracé muy fuerte. Te pedí en voz baja y con un poco de vergüenza que me prometas que no te irías, aunque se ponga difícil, decidirías quedarte a mi lado y me escogerías de nuevo cada día. Me miraste con un poco de ternura y quiero creer que una parte de ti entendía mis miedos y por eso me dijiste que esté tranquila, que estarías siempre. Tus palabras calmaron mi alma y me puse encima de ti. Volví a besarte y acariciarte como si esa sería la última vez que podría hacerlo. La última vez que sentiría tu cuerpo vibrar junto al mio.
Esa noche pude dormir,
sin tener pesadillas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario