Hablaba con una amiga y me dijo una frase que se quedó dando vueltas en mi cabeza:
"Es que no tenía elección."
Pensé en cuantas personas - y me incluyo - en algún momento creímos erróneamente eso cuando nuestra capacidad de elegir es uno de los aspectos más humanos que existen. Es tan innato que no podríamos renunciar a eso así queramos, porque hasta eso sería una elección. A cada minuto estás tomando decisiones - como ahora que decidiste leerme -, nada en nuestra vida pasa porque "así tenía que ser", el destino no está marcado, el destino es sólo una cadena de decisiones. Lo que pasa a veces es que no nos gustan las opciones a la que nos enfrentamos, pero por eso no podemos decir que no tenemos opción.
Contaré una experiencia que me hizo entender el poder de nuestras decisiones y como estamos rodeadas de ellas. Hace unos años, un feriado de Agosto, me sentía bastante aburrida en casa. Llevaba unas semanas de vuelta en Lima. Había vuelto a vivir con mi familia luego de un par de años de independencia y no sabía que hacer, aún me seguía sintiendo turista en mi ciudad - los que han vivido lejos de casa entenderán lo que es volver y darte cuenta que la vida siguió, tus amigos andan en las suyas y tardas un poco en adaptarte de nuevo a la rutina - hasta que encontré una publicación sobre un circo y me llamó la atención ver que tal estaba la función. Le pregunté a mi hermana si quería ir al circo conmigo, me dijo que ya en seguida y me preguntó si llegaríamos a tiempo ya que los fines de semana no me gusta manejar y asumió que tomaríamos transporte público. La verdad hubiéramos llegado más rápido así pero decidí ir en auto para estar más cómodas y conversar tranquilas en el camino (o cantar canciones a todo volumen). Hasta aquí, ¿se dan cuenta cuantas decisiones tomé? Ir al circo, ir en auto, luego ¿ir por Evitamiento o por la ruta larga? Era feriado y no teníamos apuro en llegar pero decidí ir por Evitamiento. Mientras manejaba iba pensando que le compraría a mi hermana muchos dulces porque es la parte divertida del circo, comer algodón de azúcar, manzanas acarameladas, canchita y un vaso de chicha morada. Las expectativas que invento en mi cabeza sobre el futuro me juegan casi siempre malas pasadas pero igual lo seguiré haciendo porque me provoca felicidad de sólo pensarlo - puede que un día me veas sonreír de la nada y eso es por que me ando inventando futuros en mi cabeza - el problema es que cuando no se da, suele ser doloroso. De pronto, comencé a perder el control del timón. Iba a unos 100 km/h y me asusté un poco. Tomé otra decisión y paré a ver que sucedía. La llanta de mi auto estaba partida en dos literalmente y siempre será un misterio como ocurrió eso. Entonces pensé si seguía manejando hasta un grifo para que alguien me ayudara o cambiaba la llanta yo sola. Decidí cambiar la llanta. La dejé a mi hermana encerrada en el auto con la llave dentro y sólo baje con mi celular y comencé a cambiar la llanta. De pronto, aparecieron unos ladrones en la escena. Me apuntaron y me dijeron que le dé todo lo que tenía. En ese momento con mi hermana en el auto y ya estaba anocheciendo debía pensar en frío. Podía haberle dado mi auto y decirle a mi hermana que se baje o jugármela y darle el celular y decirle que se vaya. Las opciones que se me presentaban no me gustaban pero hasta en ese momento lo que yo haga es mi decisión, no la de mi hermana, no la del ladrón, no es que la vida elija por mi. Lo quedé mirando y le dije:
"¿Qué quieres? Toma mi celular, aquí está, espera que me saco los audífonos también."
Me quedaron mirando anonadados y de pronto apareció un auto a lo lejos con las luces encendidas. Creo que eso los asustó y se fueron corriendo. Los ladrones tomaron su decisión y mi celular les pareció suficiente. Yo acomodé la llanta partida lo mejor que pude, dejé tirada la gata y las demás herramientas, subí al auto y comencé a manejar. En ese momento apareció otra elección en mi cabeza y fue ¿por qué sentirme mal? Ya que un gran sentimiento de tristeza comencé a sentir en todo mi cuerpo. Les confieso que mi elección fue sentirme mal por no haber tenido la tarde en el circo con mi hermana comiendo algodón de azúcar, me sentía terrible y comencé a cuestionar cada una de mis decisiones - ¿les pasa? - que si hubiera decidido ir por una vía más lenta tal vez no le habría ocurrido nada, si habría decidido ir en transporte público ya estaríamos en la función. ¿Por qué cuestionar nuestras decisiones pasadas?
Mi reflexión de hoy es no cuestionar las decisiones que tomamos porque así tuviéramos la habilidad de retroceder el tiempo, todo sucedería igual porque estoy segura que escogeríamos lo mismo porque en ese momento creíste que era la mejor opción. Cuando se te presentó el momento de decidir, escogiste lo que te pareció mejor sin pensar que las cosas no se darían como las esperabas, porque si andaríamos pensando en que todo irá mal pues nos quedaríamos sin hacer nada. Es increíble nuestra capacidad de decisión y el poder está en nosotros.
Lo único que me gustaría agregar es que cada vez que tomes una decisión espera un momento, así parezca tonto y piensa si eso que estás escogiendo se alinea a lo que quieres. Créanme que si yo me haría esa pregunta con mayor frecuencia, me habría ahorrado muchos malos ratos porque a veces decimos "yo quiero una vida llena de viajes" y tus elecciones están muy lejos de ver la forma de lograrlo o de comprar un ticket de bus/avión/tren/barco.
Me pregunto, si tienes el poder de elegir y lo que decides no está alineado a lo que quieres y por eso al final de la cadena de decisiones terminas con un "es que no tenía opción", que es lo que está mal: ¿lo que quieres o lo que eliges?
Mi reflexión de hoy es no cuestionar las decisiones que tomamos porque así tuviéramos la habilidad de retroceder el tiempo, todo sucedería igual porque estoy segura que escogeríamos lo mismo porque en ese momento creíste que era la mejor opción. Cuando se te presentó el momento de decidir, escogiste lo que te pareció mejor sin pensar que las cosas no se darían como las esperabas, porque si andaríamos pensando en que todo irá mal pues nos quedaríamos sin hacer nada. Es increíble nuestra capacidad de decisión y el poder está en nosotros.
Lo único que me gustaría agregar es que cada vez que tomes una decisión espera un momento, así parezca tonto y piensa si eso que estás escogiendo se alinea a lo que quieres. Créanme que si yo me haría esa pregunta con mayor frecuencia, me habría ahorrado muchos malos ratos porque a veces decimos "yo quiero una vida llena de viajes" y tus elecciones están muy lejos de ver la forma de lograrlo o de comprar un ticket de bus/avión/tren/barco.
Me pregunto, si tienes el poder de elegir y lo que decides no está alineado a lo que quieres y por eso al final de la cadena de decisiones terminas con un "es que no tenía opción", que es lo que está mal: ¿lo que quieres o lo que eliges?
Te lo dejo para que le des vueltas.
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