Sí, soy yo otra vez, escribiendo a tempranas horas de la madrugada como solía hacer.
Hoy son cuarenta y ocho días que no veo tu rostro y me he dado cuenta que no puedo seguir así, necesito confesar que en este tiempo he hablado mal de ti y te pido disculpas por eso, he repetido tantas veces que eres un mentiroso, que jugaste conmigo y con el amor que sentía por ti; me hiciste creer tantas cosas para que yo no me entregue a alguien, tantas cosas que hasta ahora no entiendo el porqué. No quiero desviarme, no escribo para reprocharte, al contrario, así suene botado te escribo para decirte que te perdono y olvido todas las mentiras, me olvido de los cuarenta y ocho días que por tu recuerdo he llorado en cada madrugada, cuando nadie me veía, cuando nadie podía reprocharme, te perdono por hacer que me convierta en una persona que en frente de todos finge ser feliz, sabes que yo nunca me callo nada, imagínate lo difícil que se me ha hecho fingir. Así como yo me olvido de todo lo malo, te pido que tu también me perdones por todo el daño que te hice, por los malos ratos, por los enojos, por los celos que por mi culpa sentiste, por todas las indirectas y directas, por todos los espectáculos. Discúlpame de todo corazón, tal vez me faltan mencionar más cosas pero aún me queda algo que no quiero arruinar.
Quiero recordar nuestros mejores meses. Esos, cuando realmente éramos felices juntos, y me hacías reír tanto con tus ocurrencias y yo era tan cándida ¿recuerdas? Quiero ver nuestras fotos y decir que realmente fui feliz contigo, pensar "¡qué buenos tiempos aquellos!". Ninguno de los dos puede decir que nuestra relación fue un desastre porque sólo con recordar los atardeceres en tu oficina que muchas veces la sentí tan mía, cuando veía tus ojos y sentirte. Éramos uno.
Aprendí a amar tus defectos y a convivir con ellos y no me parece bien que después de estar juntos tanto tiempo ahora sea como si nunca nos hubiéramos conocido. Tiene que ser como dijimos que terminaría nuestra relación, ¡siendo patas! Tu me contarías de tus problemas existenciales y yo de los míos, siempre apoyándonos incondicionalmente, siendo pareja de baile, pasando una tarde jugando "ocho locos" o yendo a la playa para volverme como loca pensando que te vas a morir por la forma en la que nadas, o para decirte mis sermones motivadores (vaaaamos, dime que los extrañas) o para jugar play en mi casa o para que me obligues a leer el periódico o para piconearnos juntos o para tomar una siesta como estábamos acostumbrados a hacerlo después de almorzar o para simplemente pasar un buen rato entre patas. Eso es lo que quiero. Te extraño tanto que odiarte, ¿odiarte? no puedo odiarte.
Todo es mejor cuando estamos juntos, eso no involucra ser enamorados.
Tu, la única persona que sabe toda mi vida, al que le conté lo que a nadie le he contado, una de las pocas personas que me conoce como realmente soy porque contigo nunca fingí, el chico con quien pase más de 756 tardes y te aseguro que ninguna me aburrí porque eres mi chico favorito, una persona que confío tanto a pesar de todo. No sé si tu sientes lo mismo que yo. Tal vez, tal vez me odias más y los buenos recuerdos los has olvidado.
De mi hacía a ti, con el corazón en la mano, y unas ganas terribles que aceptes mi amistad. Después de tanto acepto que aún te quiero, te querré siempre, eres mi gran amigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario