miércoles, 10 de junio de 2020

Mudanza: Parte II

Decidí hacer algo que no podía posponer más: 
desempacar mis maletas. 

Mi cuarta mudanza se vio frustrada y hoy voy a quitarme la postura de superada por sólo un rato porque se me hace difícil mantenerla todo el tiempo y pretender que soy practica cuando esa no es mi esencia. Las expectativas aún duelen - sí, aunque ya ha pasado tres meses - deseo poder decir que lo he superado pero no es así, aún me pregunto por qué todo cambió de un momento al otro. A veces leer las razones que tengo anotadas en mi libreta, me calman y sigo con mi día; pero hay momentos, en los que no encuentro consuelo. Aún lloro, aún extraño pero tengo la esperanza de llegará el día en que el mundo vuelva a girar y por fin me sienta tranquila al ver que todo se ha acomodado.

Me he mudado tres veces en mi vida - tal vez ya lo conté antes y estoy como las abuelas que le cuentan a sus nietos la misma historia una y otra vez - y mi parte favorita de mudarme es desempacar la maleta. Para los ojos de los demás puede parecer que sólo es ordenar cosas, ropa, libros, algunos vinilos que no tengo donde escuchar y otras chucherías que llevo conmigo a todos lados, pero para mi es lo que escogí de mi antigua vida para ser parte de una nueva historia. Cada mudanza viene con depuración. 

Solía ser de esas personas que guardan hasta el cuadernillo de las obras de teatro que van a ver y le engrapan el ticket de entrada. Tengo tendencia a aferrarme a las cosas y coleccionar recuerdos físicos. Sin embargo esto cambió desde que comencé a mudarme. La primera vez que me mudé sólo llevé una pequeña maleta de cosas, no quería llevarme recuerdos a mi nuevo hogar. Aún considero ese año como uno de los más complejos de mi vida, hasta podría pecar de olvidadiza y decir que no he vuelto a sentir que la vida por ratos es realmente difícil. Cumplí veinticinco años, me sentía defraudada de las cosas que hacía, de quien era, de las personas que tenía en mi vida y necesitaba un nuevo comienzo - que dura he sido conmigo, señora, que alguien le de un abrazo a la Dreydi del 2016 para que le baje un poco al drama - así que puse mi vida de cabeza y la volví a armar.

Luego, regresé a vivir a la casa de mi abuela por unas semanas ya que decidí mudarme a una nueva ciudad. Ya había pasado un año, veía con otros ojos la vida y comencé a botar un montón de cosas que más que tener valor, sólo ocupaban espacio. Aprendí a valorar los espacios vacíos y no para llenarlos, a veces disfruto esa frase trillada de "menos es más". En esa pila de cosas, encontré fotos, regalos, cartas y notas, y decidí botar todo, era mi forma de dejar atrás el pasado. Está bien, no les mentiré queridos lectores, confieso que no me deshice de un cuadernillo del countdown cumpleañero número 26 en formato viñetas porque es una de las cosas más lindas que alguien me ha regalado. Los que me conocen saben que amo las viñetas y todas las formas de arte pero, sobretodo, vivo enamorada de los detalles y de cuando una persona demuestra en tangible cuanto le importa hacerme sonreír, ah, y no olvidemos que mi parte favorita de mi cumpleaños es hacer ese countdown, entonces fue el detalle perfecto. Era muy bonito despertar y lo primero que veía en WhatsApp era una viñeta con razones para ser feliz y también mencionaba que faltaba cada vez menos para una fecha tan especial para mi, luego de enviarme todas las imágenes virtualmente, me regaló el cuaderno completo. Siempre creeré que en lo simple está el amor: una hoja, algunos dibujos en lapicero negro, que más que perfectos eran tiernos, y un poco de color.

Sé que me he desviado el tema. Inicié esta publicación queriendo contar algo pero me perdí en mis ideas - este post tendrá una tercera parte - pero mientras escribía esto y viajé a ojear el pasado por unos minutos, me di cuenta que a veces puedes amar a alguien o una persona puede ser realmente especial e importante en tu vida pero si no sabes como demostrárselo, si no te detienes a mirarla, a conocerla para entender la manera en que la otra persona percibe el amor, tus acciones no tendrán sentido ni efecto. Aquí me nacen algunas preguntas: ¿realmente puedes considerar a una persona como "importante" si no puedes dedicarle tiempo para demostrar lo valiosa que es para ti? ¿cuántas veces hemos dado por sentado que si estamos con alguien es porque la amamos y olvidamos hacerles sentir ese amor? ¿yo percibo el amor de la misma manera que tú?

Si esto, de verdad, llega a ser el final,
que conste que me lo imaginaba distinto.

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