Flexibilidad de pensamiento es enseñarle
nuevos caminos a nuestros pensamientos.
nuevos caminos a nuestros pensamientos.
- Cuando estaba a punto de dejarme llevar por la emoción, paré. Decidí no contestar en ese momento porque si lo hacía, comenzaría a pensar en muchas cosas y no atendería mi clase. Después de un par de horas, volví a leer lo que me había dicho y decidí responder sin ponerle ningún juicio a sus palabras. A pesar que no dije lo que quería decir, mi respuesta buscaba cuidarme... De todas formas, luego me sentí triste, no fue por mucho pero ya quiero que llegue el día en que me deje de sentir así. Sé que lo que hubiera sentido al dejarme llevar, explotar, cagarla y luego culparme por ser impulsiva habría sido más grande...
- ¿Cuantos años tienes?
- Veintiocho.
- ¿Cuántos meses hay en 28 años?
- 336 meses...
- Entiendes a lo que quiero llegar, ¿verdad?
- Sí... Esto llevará tiempo.
- Veintiocho.
- ¿Cuántos meses hay en 28 años?
- 336 meses...
- Entiendes a lo que quiero llegar, ¿verdad?
- Sí... Esto llevará tiempo.
***
Identificar cuales son mis pensamientos irracionales y recurrentes ha sido una de las sesiones más duras de mi proceso, porque no pude evitar analizar las cosas en retrospectiva y darme cuenta que pensar cualquier cosa me hizo juzgar a algunas personas, inventar problemas y predisponerme a situaciones. La mayoría de las cosas que pasan por mi cabeza a veces no tienen evidencia y sólo son suposiciones, hasta una parte de mi autoconcepto estaba basado en esas suposiciones. Sé que muchas veces me han dicho que deje de suponer pero no me había dado cuenta la frecuencia en que lo hago hasta que tuve con quien poder desmenuzar cada uno de esos pensamientos. La parte positiva es que ahora cada vez que pienso algo, la pregunta: "¿tienes evidencia?" aparece como un pop-up automático en mi cabeza. Aprender a cuestionarme ha sido revelador.
Una vez dije que mis sentimientos iban más rápido que mis pensamientos y por eso me desbordaba. Estaba equivocada. Mis pensamientos son los que alimentan mi forma de sentir, ellos son los que se me salen de la manos, comienzo a contarme una novela y algo pequeño se convierte en un problema gigante que usualmente termina con la frase: "¿¡Lo ves!? Es por eso que te dejan". Así voy rompiéndome a mi misma, así alimento mi sentimiento de fracaso y me hago autogol. Entro en un trompo que me puede durar horas y aunque trato de salir de allí, es como si no encontraría la salida. Es que la interpretación que le damos a los hechos es lo que nos marca, no los hechos en sí y mi forma de interpretar algunos aspectos de la vida ha estado desvirtuada.
Mi intención ahora es tener flexibilidad de pensamiento para dejar las montañas rusas y en lugar de eso tener un paseo en bote por una laguna - con algunas cataratas para tener emoción - rodeada de montañas. Quiero descubrir nuevos caminos. Sé que tomará tiempo ya que varios de mis pensamientos están programados en automático y deconstruirme no es tarea de un día. Hay algunas cosas que me he repetido tantas veces que sé que será difícil eliminarlas por completo pero quiero hacer el esfuerzo. Siempre me he repetido la frase de Albert Einstein: “Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo.” y caer en cuenta que vengo haciendo lo mismo por años, me ha resultado tan gracioso - créanme si les digo que me estoy divirtiendo en este proceso de descubrirme una vez más - es que para dar consejos a otros y en teoría, tengo veinte pero para aplicarlos en mi vida, se me hace difícil.
Sin embargo, es la primera vez que estoy aplicando cada una de las cosas que digo y vivo un día a la vez sin estar pensando en cual será el resultado final o a donde me lleve todo esto. Hace algunos años acepté que la ansiedad es parte de quien soy y cuando aparece, si está dentro de mis posibilidades, la satisfago por eso cada vez que encuentro con un nuevo libro, lo primero que hago es leer el último capítulo. Pero también estoy aprendiendo a decirle que no, que debemos hacer pausas y disfrutar el proceso así ya sepamos el final o mejor dicho, creamos saberlo.
Una reflexión que tuve ayer es que cada vez que estamos frente a nuestros mounstros internos - que de hecho todos tenemos por lo menos un par de ellos que nos cagan de vez en cuando - tenemos dos opciones: la oportunidad de enfrentarlos o el riesgo de seguir escondiéndote de ellos. Yo creo que estoy en el momento de mi vida en que tengo las herramientas para enfrentarlos porque dentro de todo, hoy por hoy, la paciencia está conmigo.
Una vez dije que mis sentimientos iban más rápido que mis pensamientos y por eso me desbordaba. Estaba equivocada. Mis pensamientos son los que alimentan mi forma de sentir, ellos son los que se me salen de la manos, comienzo a contarme una novela y algo pequeño se convierte en un problema gigante que usualmente termina con la frase: "¿¡Lo ves!? Es por eso que te dejan". Así voy rompiéndome a mi misma, así alimento mi sentimiento de fracaso y me hago autogol. Entro en un trompo que me puede durar horas y aunque trato de salir de allí, es como si no encontraría la salida. Es que la interpretación que le damos a los hechos es lo que nos marca, no los hechos en sí y mi forma de interpretar algunos aspectos de la vida ha estado desvirtuada.
Mi intención ahora es tener flexibilidad de pensamiento para dejar las montañas rusas y en lugar de eso tener un paseo en bote por una laguna - con algunas cataratas para tener emoción - rodeada de montañas. Quiero descubrir nuevos caminos. Sé que tomará tiempo ya que varios de mis pensamientos están programados en automático y deconstruirme no es tarea de un día. Hay algunas cosas que me he repetido tantas veces que sé que será difícil eliminarlas por completo pero quiero hacer el esfuerzo. Siempre me he repetido la frase de Albert Einstein: “Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo.” y caer en cuenta que vengo haciendo lo mismo por años, me ha resultado tan gracioso - créanme si les digo que me estoy divirtiendo en este proceso de descubrirme una vez más - es que para dar consejos a otros y en teoría, tengo veinte pero para aplicarlos en mi vida, se me hace difícil.
Sin embargo, es la primera vez que estoy aplicando cada una de las cosas que digo y vivo un día a la vez sin estar pensando en cual será el resultado final o a donde me lleve todo esto. Hace algunos años acepté que la ansiedad es parte de quien soy y cuando aparece, si está dentro de mis posibilidades, la satisfago por eso cada vez que encuentro con un nuevo libro, lo primero que hago es leer el último capítulo. Pero también estoy aprendiendo a decirle que no, que debemos hacer pausas y disfrutar el proceso así ya sepamos el final o mejor dicho, creamos saberlo.
Una reflexión que tuve ayer es que cada vez que estamos frente a nuestros mounstros internos - que de hecho todos tenemos por lo menos un par de ellos que nos cagan de vez en cuando - tenemos dos opciones: la oportunidad de enfrentarlos o el riesgo de seguir escondiéndote de ellos. Yo creo que estoy en el momento de mi vida en que tengo las herramientas para enfrentarlos porque dentro de todo, hoy por hoy, la paciencia está conmigo.
La expectativa, la uso a mi favor para sentirme segura
y creer que al prender la luz, los mounstros saldrán huyendo.
y creer que al prender la luz, los mounstros saldrán huyendo.
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