sábado, 20 de junio de 2020

Perdón

Últimamente leo de todo un poco y así fue que llegué al documental Human - si tienes tiempo libre, búscalo en Youtube, son tres volúmenes y los recomiendo - y en ese vídeo hablan sobre el perdón. De hecho al terminar de ver los vídeos y escuchar todas las historias, mis problemas se volvieron más pequeños y ligeros - no sé si es correcto decir eso abiertamente, pero existe tanta maldad en el mundo que de cierta forma, hoy me siento con un poco más de suerte - conecté con algunos testimonios, me conmovió la fortaleza interna que tienen algunas personas para salir adelante a pesar de las adversidades y entendí lo necesario que es perdonar para dejar ir y vivir plenamente. Lamentablemente, como siempre repito, la teoría es fácil pero que tengamos una parte emocional hace difícil el proceso. Hoy, casi de suerte, fui parte de una sesión que me desbloqueó uno de mis mounstros y agradezco que haya sido uno que no conocía ni era consciente que era parte de mi.

Hicimos algunos ejercicios relacionados al perdón y retrocedí unos 12 años. Recordé a mi yo adolescente que confiaba a ciegas en los demás, que abría su corazón de par en par y creía en la bondad de las personas pero me defraudaron muchas veces. Cuando estaba en el colegio, me sentí el hazme reír de la promoción. Me vieron la cara y lo supe cuando un chico fue a visitarme a mi casa, ya habíamos acabado la secundaria, y me contó una verdad que me habían ocultado todos por mucho tiempo. Hoy recordé ese día como si lo estuviera viviendo nuevamente y volví a sentir esa combinación de decepción, vergüenza, rabia, dolor y tristeza. Me auto-etiqueté como "la tonta de la promoción" y comencé a llorar. Cuando me calme, le dije que no se preocupe porque estaba todo bien y le agradecí por haberme contado lo sucedido. En ese momento creí que había perdonado pero hasta ahora es que me doy cuenta que no fue así. Luego de eso, seguí confiando hasta que de mentira en mentira, de decepción en decepción, construí una coraza que me protege pero al mismo tiempo me hace desconfiar de todo y todos. No miento si digo que no me había dado cuenta de eso hasta hoy. Antes creía que cada vez que me han pedido disculpas, yo ya lo había hecho sin necesidad de escuchar esas palabras. Sin embargo, tengo varios recuerdos que se han quedado interiorizados en mi cerebro y tengo que trabajar en eliminarlos.

Mantener esas frases en mi cabeza a la única persona que le hace daño es a mi misma. Mientras repasaba el pasado y cada evento que me marcó hasta llevarme a la desconfianza. El último recuerdo que tuve fue cuando se terminó mi última relación. Ese día, al colgar el teléfono, fui a mi cuarto con prisa, prendí la laptop y comencé a buscar en libros y páginas de Internet que era ser empática y como hacer para poder serlo. Con el pasar de las semanas, repetí unas diez veces durante sesión que no era una persona empática y ya había perdido la esperanza de serlo porque a pesar de mis esfuerzos, los demás no me perciben así. Mi psicóloga me ha repetido las mismas diez veces que deje ir ese recuerdo y me siga esforzando en serlo, que recuerde cada vez que puse mi tiempo al servicio de los demás e hice cosas por otros con desinterés. La lista de pendientes me hizo olvidar ese evento, sin embargo para que mi búsqueda no sea en vano, les dejaré un par de conceptos que ahora tengo muy presentes. Uno de ellos es que la palabra empatía proviene de un vocablo griego que el significado está relacionado con el "sufrimiento con el otro", entonces ser empáticos es entrar en el corazón de la otra persona y sentir lo que ella siente y somos capaces de hacer eso gracias a que los seres humanos somos muy parecidos. Otro concepto que me gustó fue el siguiente: "La magia de la empatía no es sólo ponerse en los zapatos del otro, es saber cómo llegar al corazón del otro." He recolectado más información en mi afán de comprobar si realmente soy empática o no. Hasta tengo en mis drafts una publicación al respecto. Sin embargo, hoy decido perdonar cada una de las cosas que me han dicho y me he dicho y a consecuencia de ello sentí dolor / frustración / enojo. Parar el desgaste emocional que a la única que le hace daño es a mi. Sonará exagerado, pero soy una persona muy sensible y el conocerme más me ha hecho entender que la debilidad de ser así es que a veces resulta difícil para las otras personas decirme lo que piensan porque me pongo a llorar en automático o lo tomo de una manera negativa para luego tener la idea rebotando en mi cabeza por días de días pero estoy trabajando en eso para entender que no todo lo que me digan es verdad y sí lo es, usarlo como oportunidad para mejorar.

Hoy he aprendido que el perdón no es hacerle un favor a la persona que nos dañó, es hacernos un favor a nosotros mismos para que los problemas que tengamos en la vida no nos apaguen ni nos hagan dejar de creer. Habrán días en que seamos nosotros los que tengamos que ser perdonados y otros en los que tendremos que otorgar el perdón y de seguro llegará el día en que hagamos algo que nos hicieron en el pasado y nos hirió y en ese momento podremos entender - de cierta forma - porque la otra persona actuó de esa manera y si no fue por las mismas razones, por lo menos sabremos que a veces hieres a alguien sin intención, es parte de ser humanos y cometer errores. No pretendo normalizar el hacer daño a los demás, pero lo que busco es que - va a ser muy gracioso usar esta palabra - seamos empáticos entre nosotros.

Desde hoy decido recuperar la confianza en los demás. Quiero volver a creer en las buenas intenciones y bondad de las personas. Quiero perdonar y perdonarme desde el corazón, dicen que cuando no puedes hacer algo por ti mismo, hagas una declaración para que el universo - o Dios o en quien creas - te de las luces y ayuda para que lo logres. Por eso, dejaré aquí la oración del perdón: para perdonar y liberarme.

“Si alguien o algo me ha herido, consciente o inconscientemente, yo lo perdono y lo libero.
Si yo he herido a alguien o algo, consciente o inconscientemente, yo me perdono y me libero.
Si yo me he herido a mí mismo, consciente o inconscientemente, yo me perdono y me libero."
Registros Akáshicos

lunes, 15 de junio de 2020

Bitácora: Parte 5 - Flexibilidad

Flexibilidad de pensamiento es enseñarle
nuevos caminos a nuestros pensamientos.

- Cuando estaba a punto de dejarme llevar por la emoción, paré. Decidí no contestar en ese momento porque si lo hacía, comenzaría a pensar en muchas cosas y no atendería mi clase. Después de un par de horas, volví a leer lo que me había dicho y decidí responder sin ponerle ningún juicio a sus palabras. A pesar que no dije lo que quería decir, mi respuesta buscaba cuidarme... De todas formas, luego me sentí triste, no fue por mucho pero ya quiero que llegue el día en que me deje de sentir así. Sé que lo que hubiera sentido al dejarme llevar, explotar, cagarla y luego culparme por ser impulsiva habría sido más grande...
- ¿Cuantos años tienes?
- Veintiocho.
- ¿Cuántos meses hay en 28 años?
- 336 meses...
- Entiendes a lo que quiero llegar, ¿verdad?
- Sí... Esto llevará tiempo.


***

Identificar cuales son mis pensamientos irracionales y recurrentes ha sido una de las sesiones más duras de mi proceso, porque no pude evitar analizar las cosas en retrospectiva y darme cuenta que pensar cualquier cosa me hizo juzgar a algunas personas, inventar problemas y predisponerme a situaciones. La mayoría de las cosas que pasan por mi cabeza a veces no tienen evidencia y sólo son suposiciones, hasta una parte de mi autoconcepto estaba basado en esas suposiciones. Sé que muchas veces me han dicho que deje de suponer pero no me había dado cuenta la frecuencia en que lo hago hasta que tuve con quien poder desmenuzar cada uno de esos pensamientos. La parte positiva es que ahora cada vez que pienso algo, la pregunta: "¿tienes evidencia?" aparece como un pop-up automático en mi cabeza. Aprender a cuestionarme ha sido revelador.

Una vez dije que mis sentimientos iban más rápido que mis pensamientos y por eso me desbordaba. Estaba equivocada. Mis pensamientos son los que alimentan mi forma de sentir, ellos son los que se me salen de la manos, comienzo a contarme una novela y algo pequeño se convierte en un problema gigante que usualmente termina con la frase: "¿¡Lo ves!? Es por eso que te dejan". Así voy rompiéndome a mi misma, así alimento mi sentimiento de fracaso y me hago autogol. Entro en un trompo que me puede durar horas y aunque trato de salir de allí, es como si no encontraría la salida. Es que la interpretación que le damos a los hechos es lo que nos marca, no los hechos en sí y mi forma de interpretar algunos aspectos de la vida ha estado desvirtuada.

Mi intención ahora es tener flexibilidad de pensamiento para dejar las montañas rusas y en lugar de eso tener un paseo en bote por una laguna - con algunas cataratas para tener emoción - rodeada de montañas. Quiero descubrir nuevos caminos. Sé que tomará tiempo ya que varios de mis pensamientos están programados en automático y deconstruirme no es tarea de un día. Hay algunas cosas que me he repetido tantas veces que sé que será difícil eliminarlas por completo pero quiero hacer el esfuerzo. Siempre me he repetido la frase de Albert Einstein: “Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo.” y caer en cuenta que vengo haciendo lo mismo por años, me ha resultado tan gracioso - créanme si les digo que me estoy divirtiendo en este proceso de descubrirme una vez más - es que para dar consejos a otros y en teoría, tengo veinte pero para aplicarlos en mi vida, se me hace difícil.

Sin embargo, es la primera vez que estoy aplicando cada una de las cosas que digo y vivo un día a la vez sin estar pensando en cual será el resultado final o a donde me lleve todo esto. Hace algunos años acepté que la ansiedad es parte de quien soy y cuando aparece, si está dentro de mis posibilidades, la satisfago por eso cada vez que encuentro con un nuevo libro, lo primero que hago es leer el último capítulo. Pero también estoy aprendiendo a decirle que no, que debemos hacer pausas y disfrutar el proceso así ya sepamos el final o mejor dicho, creamos saberlo.

Una reflexión que tuve ayer es que cada vez que estamos frente a nuestros mounstros internos - que de hecho todos tenemos por lo menos un par de ellos que nos cagan de vez en cuando - tenemos dos opciones: la oportunidad de enfrentarlos o el riesgo de seguir escondiéndote de ellos. Yo creo que estoy en el momento de mi vida en que tengo las herramientas para enfrentarlos porque dentro de todo, hoy por hoy, la paciencia está conmigo.

La expectativa, la uso a mi favor para sentirme segura
y creer que al prender la luz, los mounstros saldrán huyendo.

viernes, 12 de junio de 2020

Reinventando: Parte 6

Mientras Daniela manejaba hacía su casa tenía las palabras de Pablo en su cabeza - Confía, ¿sí? Sólo confía - pero ella no podía confiar. Había pasado casi toda su vida confiando a ciegas y eso sólo le trajo como resultado que se decepcionara de los demás. Por eso había dejado de confiar hasta en la vida misma y viviendo así, había encontrado la tranquilidad. Tenía varios años de estabilidad emocional y se repetía una y otra vez que no podía echar al agua el esfuerzo que le había costado llegar a ese punto. Se sentía confundida porque de un momento al otro su corazón había despertado para volver a sentir. 

Llegó a casa, estacionó el auto y subió a su departamento por el ascensor. Sus movimientos eran automáticos, porque su cabeza estaba buscando una buena excusa para cancelar la salida.

¿Por qué una parte de mi quiere dejarse llevar? Tal vez puedo hacerlo una vez más... Tal vez esta vez es diferente y si, en el peor de los casos, es igual que todas las demás, pues estoy acostumbrada y ya sé como reponerme.

De pronto sonó su celular. Era una llamada de Pablo y no sabía si contestar.

- Hola.
- Hola Dani, ¿estás libre el domingo también?
- Hmmm, creo que sí. Los domingos voy a casa para desayunar con mi papá pero puedo decirle que esta semana no iré. ¿Pasamos lo del sábado para el domingo?
- No, te voy a secuestrar pero quiero asegurarme de no meterte en problemas - Pablo comenzó a reírse y la trataba como si la conocería desde siempre. Esa frescura con la que se mostraba, de alguna manera le enojaba a Daniela pero al mismo tiempo le daba gracia. Definitivamente, estaba en una confusión de sentimientos.
Ahora si... ¿puedo comenzar a asustarme?
- Jajaja, no. Nos vemos mañana, que descanses bien.
- Nos vemos mañana. - Daniela colgó la llamada.

- ¿¡Nos vemos mañana!? No me entiendo. 

***

- ¿Panamericana Sur? ¿Ya me puedes decir hacía donde estamos yendo?
- No, es una sorpresa y tienes cara de que te gustan las sorpresas.
- Odio las sorpresas.

Pablo volteo a mirarla con cara de que no le creía ni una palabra y ella no pudo seguir conteniendo la risa y le dijo que sí, que tenía razón y amaba las sorpresas. Después de manejar por cuatro horas, se metieron dentro de la reserva de Paracas y se perdieron por las dunas hasta llegar a una playa desolada y hermosa. Era el lugar más bello en el que ella había estado y, encima, la había llevado a su lugar favorito. El mar azul-verdoso, la arena, las olas rompiendo en la orilla, el olor a sal, las aves volando por el cielo, la brisa rosando su rostro y en invierno, la playa era simplemente magia.

Sacaron del auto una tienda de campaña junto a otras cosas para acampar y comenzaron a armar el lugar donde pasarían la noche. Pablo había llevado muchas cosas y Daniela, sólo por molestar, comenzó a hacer pedidos buscando que se haya olvidado de algo, sin embargo tenía todo lo necesario para pasar un fin de semana increíble y muy cómodo. Pasaron la tarde contando cada uno sobre su vida mientras tomaban unas copas de Gin con arándanos y para la fogata, Pablo comenzó a tocar con su guitarra y la invitó a cantar con él. Se pasaban las horas riendo, molestándose entre ellos y parecía que todo se había detenido por unos momentos como si se encontraban en un universo paralelo donde no había nada que pudiera estropear ese momento ni si quiera interrumpirlos. Esa noche, no utilizaron la tienda de campaña, sacaron los sleepings y se abrigaron lo más que pudieron para soportar el frío. Un cielo estrellado los acompañaba y era testigo de como dos personas comenzaban a enamorarse, como sus miradas se convertían en cómplices y las ganas de dejarse llevar por las emociones se sentía en cada centímetro de sus cuerpos.

A pesar de hacer el esfuerzo por mantenerse despierta hasta el amanecer, Daniela se quedó dormida y al despertar, encontró a Pablo preparando el desayuno. Cuando ella lo vio no pudo contenerse a hacerle una pregunta.

- ¿Por qué eres tan perfecto?
- Porque esta realidad no existe, estamos en tu imaginación.

***

Daniela se despertó de golpe, prendió su celular para mirar la hora y descubrió que eran las cuatro de la mañana. Hace mucho tiempo que no se había despertado de esa manera en la madrugada. - ¿Será que la ansiedad ha vuelto otra vez? - Se preguntó. Miró otra vez el celular y se dio cuenta que le había llegado una notificación de un nuevo mensaje de Pablo.

¿Puedes hacernos un favor? Deja de pensar tanto y sólo confía para que te puedas sorprender.

miércoles, 10 de junio de 2020

Mudanza: Parte II

Decidí hacer algo que no podía posponer más: 
desempacar mis maletas. 

Mi cuarta mudanza se vio frustrada y hoy voy a quitarme la postura de superada por sólo un rato porque se me hace difícil mantenerla todo el tiempo y pretender que soy practica cuando esa no es mi esencia. Las expectativas aún duelen - sí, aunque ya ha pasado tres meses - deseo poder decir que lo he superado pero no es así, aún me pregunto por qué todo cambió de un momento al otro. A veces leer las razones que tengo anotadas en mi libreta, me calman y sigo con mi día; pero hay momentos, en los que no encuentro consuelo. Aún lloro, aún extraño pero tengo la esperanza de llegará el día en que el mundo vuelva a girar y por fin me sienta tranquila al ver que todo se ha acomodado.

Me he mudado tres veces en mi vida - tal vez ya lo conté antes y estoy como las abuelas que le cuentan a sus nietos la misma historia una y otra vez - y mi parte favorita de mudarme es desempacar la maleta. Para los ojos de los demás puede parecer que sólo es ordenar cosas, ropa, libros, algunos vinilos que no tengo donde escuchar y otras chucherías que llevo conmigo a todos lados, pero para mi es lo que escogí de mi antigua vida para ser parte de una nueva historia. Cada mudanza viene con depuración. 

Solía ser de esas personas que guardan hasta el cuadernillo de las obras de teatro que van a ver y le engrapan el ticket de entrada. Tengo tendencia a aferrarme a las cosas y coleccionar recuerdos físicos. Sin embargo esto cambió desde que comencé a mudarme. La primera vez que me mudé sólo llevé una pequeña maleta de cosas, no quería llevarme recuerdos a mi nuevo hogar. Aún considero ese año como uno de los más complejos de mi vida, hasta podría pecar de olvidadiza y decir que no he vuelto a sentir que la vida por ratos es realmente difícil. Cumplí veinticinco años, me sentía defraudada de las cosas que hacía, de quien era, de las personas que tenía en mi vida y necesitaba un nuevo comienzo - que dura he sido conmigo, señora, que alguien le de un abrazo a la Dreydi del 2016 para que le baje un poco al drama - así que puse mi vida de cabeza y la volví a armar.

Luego, regresé a vivir a la casa de mi abuela por unas semanas ya que decidí mudarme a una nueva ciudad. Ya había pasado un año, veía con otros ojos la vida y comencé a botar un montón de cosas que más que tener valor, sólo ocupaban espacio. Aprendí a valorar los espacios vacíos y no para llenarlos, a veces disfruto esa frase trillada de "menos es más". En esa pila de cosas, encontré fotos, regalos, cartas y notas, y decidí botar todo, era mi forma de dejar atrás el pasado. Está bien, no les mentiré queridos lectores, confieso que no me deshice de un cuadernillo del countdown cumpleañero número 26 en formato viñetas porque es una de las cosas más lindas que alguien me ha regalado. Los que me conocen saben que amo las viñetas y todas las formas de arte pero, sobretodo, vivo enamorada de los detalles y de cuando una persona demuestra en tangible cuanto le importa hacerme sonreír, ah, y no olvidemos que mi parte favorita de mi cumpleaños es hacer ese countdown, entonces fue el detalle perfecto. Era muy bonito despertar y lo primero que veía en WhatsApp era una viñeta con razones para ser feliz y también mencionaba que faltaba cada vez menos para una fecha tan especial para mi, luego de enviarme todas las imágenes virtualmente, me regaló el cuaderno completo. Siempre creeré que en lo simple está el amor: una hoja, algunos dibujos en lapicero negro, que más que perfectos eran tiernos, y un poco de color.

Sé que me he desviado el tema. Inicié esta publicación queriendo contar algo pero me perdí en mis ideas - este post tendrá una tercera parte - pero mientras escribía esto y viajé a ojear el pasado por unos minutos, me di cuenta que a veces puedes amar a alguien o una persona puede ser realmente especial e importante en tu vida pero si no sabes como demostrárselo, si no te detienes a mirarla, a conocerla para entender la manera en que la otra persona percibe el amor, tus acciones no tendrán sentido ni efecto. Aquí me nacen algunas preguntas: ¿realmente puedes considerar a una persona como "importante" si no puedes dedicarle tiempo para demostrar lo valiosa que es para ti? ¿cuántas veces hemos dado por sentado que si estamos con alguien es porque la amamos y olvidamos hacerles sentir ese amor? ¿yo percibo el amor de la misma manera que tú?

Si esto, de verdad, llega a ser el final,
que conste que me lo imaginaba distinto.

domingo, 7 de junio de 2020

Realidad

Estos últimos días, recibí mis notas y fueron casi perfectas. Estaba sorprendida porque había apuntado a sacar "C" ya que siento que aún me falta para tener una buena redacción en otro idioma y, a pesar de tener amigos que querían darme una mano y revisar mis trabajos, decidí que lo haría sola. No por un tema de ego, si no porque me ayuda a confiar en mi y es lo que ahora necesito. Pero al tomar esa decisión, no pensé que llegaría el día en que me conectaría a una clase y el profesor me diría que disfrutó leer el análisis que había hecho, que le gustó mi pensamiento crítico y el enfoque de la teoría a la practica. Me dieron ganas de preguntarle: ¿seguro que está hablando de mi? pero sólo me reí y agradecí sus comentarios. Sin embargo, llegó una "nota mala" en un curso que lo dicta un profesor estadounidense que encima es abogado, saque C+ y tengo varios párrafos resaltados por errores de redacción y vocabulario.

Después de tener notas tan buenas, recibir un C+ fue una estocada al ego. Le envié un audio a un amigo en que le decía que ese curso me había regresado a mi realidad que era que no domino el inglés lo suficiente como para estudiar una maestría en ese idioma, que debo volver a inscribirme a clases, que no sé que estaba pensando cuando tomé esa decisión, blablabla. Me dijo algo que citaré aquí:

"Entiendo que te ponga triste cuando llega una nota mala, 
pero no digas que estas de vuelta a la realidad, 
si tu realidad era que estabas de A en A"

Ese mensaje fue un balde de agua fría y me hizo pensar cuantas veces he creído que mi realidad son mis defectos, los errores que cometí, las veces que me esforcé e igual todo salió mal. Cuantas veces esa ha sido mi carta de presentación cuando he conocido a alguien - Hola, mucho gusto, mi vida está llena de buenas intenciones pero me paro equivocando - y a pesar que trabajo mucho en mis pensamientos, cuando estoy en piloto automático me cuesta parar un rato y reflexionar para no dejarme llevar por lo que siento, tal como me pasó ese día.

He estado leyendo algunas investigaciones y caí en cuenta que esto no es un tema personal, es un tema cultural. No nos enseñan a enfocar la vida en lo positivo o no nos resaltan las cosas buenas con tanta frecuenta como los errores. Cuantas veces, en el trabajo, cuando te dan un feedback es porque hiciste algo mal o debes mejorar en algo, pero cuando haces un buen trabajo y sale una gran campaña, los comentarios son muy pocos porque la mayoría da por sentado que así debería ser. Cuantas veces tu pareja te pide para conversar cuando algo le molesta pero no dedica tiempo en decirte cuando aportas en su vida. A cuantos de nosotros nuestros papás nos han puesto sus sueños frustrados en nuestra mochila y ese bicho llamado "perfección" en la que tener una nota baja significaba ser mediocre y en la que cometer errores está mal. Sin embargo, hoy ya somos adultos y tenemos que hacernos cargo de nuestra vida sin guardar resentimientos o buscar culpables por ser como somos. Hoy, debemos ser nuestros "nuevos padres" y enseñarnos con paciencia a cambiar el enfoque.

Darme cuenta de esto fue más tangible cuando estaba leyendo un libro y en uno de los casos de estudio mencionaba una lista de diez cosas que haces bien - te invito a hacer este ejercicio - y lo que me pasó fue que comencé con cuatro o cinco ideas que fluyeron muy rápido pero luego comencé a cuestionarme: "¿realmente soy buena en lo que digo? pero... debe haber gente que lo hace mucho mejor". Todo lo contrario pasa cuando me pides hacer una lista de defectos, la tengo enmarcada en mi cerebro de color dorado para no perderla de vista y no me verás dudar, al contrario, tal vez seré demasiado dura conmigo y me inventaré defectos. ¡Qué difícil me hago la vida!

Cada mensaje llega a nuestra vida por algo. No existen casualidades. Entonces voy a trabajar en entender que si tengo 4 cursos en A y uno en C+, es más probable que mi realidad sean las A que la C - aunque mi lado ingeniero haría un promedio y diría que puede estar más cerca a un B+ -, desde ahora quiero felicitarme por cada buen trabajo que haga, sin importarme si alguien más lo notó. Esto es parte de amarme y ser consciente de lo bueno que llevo dentro.

Siempre repito lo de aceptar los defectos y las sombras que tenemos dentro pero hoy quiero que la intención sea otra, quiero que nos enfoquemos en la luz para que brille aún más. Si estás leyendo esto, detente un ratito en tu día y mira desde afuera qué es lo que haces bien, felicítate por el buen trabajo que estás haciendo, date un fuerte abrazo, tómate una cerveza contigo y ¡anda por más!.

Yo estoy segura que mi lista de fortalezas es más pesada que mis debilidades, que mi realidad no la define un evento negativo, una nota, un error, una opinión ajena, porque decido que mi realidad esté basada en las cosas que hago bien, en el esfuerzo que le pongo para que sea así, en la buena onda y corazón que entrego a cada cosa en la que me involucro y en la vocación de servicio que me caracteriza.

Esa es mi realidad, y para ti,
¿cuál quieres que sea tu realidad?

martes, 2 de junio de 2020

Un corazón

"¿Quién dijo que todo está perdido? 
Yo vengo a ofrecer mi corazón."

El domingo por la noche escuché por primera vez la canción "Yo vengo a ofrecer mi corazón" de Fito Páez interpretada por Susana Baca. Estremeció mi corazón y las lágrimas aparecieron en mis ojos. Luego entré a Spotify y escuché la misma canción pero interpretada por Mercedes Sosa y ya no pude detener el derroche de emoción. Era como si una canción, me estaría dando luces y mucho consuelo.

La tristeza volvió a asomarse este domingo. Desperté y decidí leer noticias antes de comenzar un trabajo. Estaba tratando de dejar de informarme porque me tomo muy en serio algunas noticias que leo y le doy vueltas en mi cabeza como si fuera un trompo - así nacen mis dolores de cabeza - por eso, ya no puedo leer más sobre el coronavirus porque siento que perdimos el control y veo tan de cerca como la gente está muriendo, como mis amigos se enferman y cada día cuando despierto les pregunto con miedo cómo amanecieron. Mi corazón se rompe con cada llamada de: "falleció el papá de ...". A pesar que necesito poner límites y cuidarme, también necesito esos choques con la realidad para ponerle paños fríos a mi optimismo descontrolado.

La noticia con la que me choqué, me hizo perder la mitad de mis esperanzas. No podía creer lo que está sucediendo en el mundo ¿El 2020 es una especie de película de suspenso - terror? Me niego a creer que estemos tan podridos. Me niego a creer que pueda existir tanta violencia sin ningún tipo de sentido y que todavía alguien se pueda sentir superior con el simple sustento de que lo es porque nació de un determinado color, o género u orientación sexual. Tan superior como para darse licencia para arrebatarle la vida a alguien más. Me niego a aceptar el número de violaciones diarias cuando nos encontramos en un "estado de emergencia". No lo entiendo, mi cabeza no procesa cierto tipo de maldad, sólo la siento y me lleno de enojo, de ganas de hacer algo pero no sé que. Es ahí cuando comienzo a creerme la broma que ando repitiendo sobre irme a vivir a Marte, ¿qué fácil no? Me borro del problema y ya está. Entonces, escribiendo esto, caigo en cuenta que yo también soy parte del problema.

Ya no quiero ser parte del problema. 

Hace unos meses, mientras leía sobre tantos casos de asesinatos de mujeres, me dije a mi misma que es momento de dejar mi actitud pasiva. Sin embargo, unirme a las marchas y protestas, no es suficiente. No es que crea que no tienen valor, de hecho me parece muy valiente cuando la gente sale a luchar a las calles y gritar lo que cree, contra todo y todos. Pero mi indignación y rabia interna, no la quiero exteriorizar de esa forma - así algunos crean que me gusta pelear. No señora, detesto pelear y combatir la violencia con más violencia - entonces, ¿dónde me veo? Cuando pienso en eso, aparece en mi mente una imagen muy clara y recuerdo que hace unas semanas tuve una conversación por videollamada con un amigo y me dijo: "Si hubieras comenzado a estudiar psicología el día que nos tomamos un café, ya estarías terminando la carrera."

Ese pendiente me persigue porque es la primera - y hasta ahora única - solución que se me viene a la cabeza para combatir tanto odio. Creo fielmente que esa gente que esparce odio en el mundo son aquellos que necesitan más sentir y saber lo que es el amor. Para mi, el amor es la solución para todo. Tal vez es mi optimismo descontrolado o es que vivo en el mundo de la ilusión como mis mejores amigos siempre me repiten, pero es lo que creo y es algo que tengo que hacer sin poner más excusas. ¿Han leído el cuento de la niña que rescata estrellas de mar todas las noches? La acción que ella hace cuando le preguntan por qué pierde el tiempo salvando estrellas cuando al día mueren miles en todas las playas del mundo y ella se agacha, recoge una estrella, la lanza al mar y le responde "para esta estrella cambió algo". Es exactamente lo que me gustaría hacer: Impactar en sólo una vida. Porque si logras hacer eso, todo el esfuerzo habrá valido porque para esa persona habrá cambiado todo. 

Hoy no tengo las herramientas para impactar en alguien más - o eso creo, aún no siento la confianza para hacerlo - pero como dice la canción: Vengo a ofrecer mi corazón. Para mi eso significa que me ofrezco a mi misma y voy a impactar en mi vida. Es lo que puedo hacer mientras sigo dándole vueltas a como ayudaré en este problema que ya me he comprado como si fuera mío.

"Cuando no haya nadie cerca o lejos,
Yo vengo a ofrecer mi corazón."