jueves, 28 de mayo de 2020

Reinventando: Parte 5

- Me encantan los girasoles. - Dijo Daniela mientras escogía unas flores para llevar a casa por el día de la madre.
- Es la primera vez que estoy buscando un arreglo de flores.- Respondió Pablo. Tenía cara de preocupación. No sabía que flores le gustaban a su mamá y era la primera vez que iba a darle algo tan cursi. Sentía un poco de nervios por la reacción de su familia, estaba seguro que se sorprenderían de ese gesto. Las dudas invadían su mente. - Tal vez es mala idea hacer esto. - Susurró.
- ¿La primera vez?, ¿no le has enviado flores a alguna de tus enamoradas? - El comentario de Daniela escondía una intención. Quería saber más sobre el pasado de él ya que hasta ahora le había contado muy poco.
- Dani... Es que...  no he estado en una relación. - confesó Pablo. Se sentía una especie de vergüenza en sus palabras.
- ¿De verdad? - Ella no podía creer lo que le estaba escuchando, como podía ser posible que teniendo treinta años no haya tenido una relación. - ¿Nunca te has enamorado?
- Es una buena pregunta. En algún momento pensé que sí me había enamorado, pero últimamente ronda por mi cabeza la idea que nunca antes había estado enamorado. - Pablo miraba hacía el piso mientras respondía lo que Daniela le había preguntado.
- Ya... ¿Te has dado cuenta que yo vivo enamorándome? - dio un suspiro para tomar valor para iniciar su confesión - No sé como tomarás esto pero uno de mis sueños es tener una relación estable con alguien. Vivir en pareja. No sé si casarme y tener hijos pero sí tener un compañero de vida con quien pueda compartir desde una taza de café en la mañana hasta el plan de uno de mis proyectos. Sé que tengo una lista de intentos fallidos, pero eso en lugar de desanimarme, me hace pensar que cada vez estoy más cerca de conocer a la persona con quien sí funcione. Lo veo como si cada relación anterior fuera una especie de ensayo que me ayuda a darme cuenta que cosas debo mejorar y voy convirtiéndome en la versión que haga un encaje perfecto con el amor de mi vida. Te debo puedo parecer romántica y de hecho lo soy, ya no me avergüenza decirlo en voz alta porque pienso que así el universo me escuchará por fin y me dará lo que le he estado pidiendo en voz baja...
- Lo sé y creo que eres valiente. Lo pensé desde la primera vez que te vi cantando. Esa forma en que te entregas a la vida es admirable. - respondió Pablo con una sonrisa en su rostro.

Se acercó a Daniela y le dio un beso en la frente como señal de que lo que acababa de escuchar, no lo asustaba. Ese día, Pablo decidió dejar de lado sus dudas y se sintió contento al darse cuenta de todo lo que aprendía con ella. Poco a poco iba derrumbando las paredes que él se había creado para no ser lastimado y vivir una vida libre de decepciones. Sin embargo, presentía que ya había encontrado con quien quería compartir sus días..

miércoles, 27 de mayo de 2020

Amarse con paciencia

El concepto de amor propio es algo que todos tenemos adherido y somos conscientes que debemos amarnos. La sociedad nos bombardea de mensajes donde dice que primero debes amarte  para después poder amar a los demás, sin embargo esa misma sociedad no ayuda en el proceso con sus estereotipos, estándares, las redes sociales y las fotos con filtros perfectos, logros obligados: debes casarte, debes tener hijos, debes comprar una casa, debes entrar en un pantalón talla 28, debes tener la sonrisa de dientes perfectos, debes y más debes. ¿Si no quiero tener hijos? ¿Si no entro nunca en ese pantalón? ¿Si prefiero vivir en diferentes países y alquilar un hogar? Creo que a cada uno le funciona un estilo de vida distinto, no existe una receta para la felicidad, sólo basta con conocerse y amarse. 

Para ir del concepto al hábito, porque amarte es un hábito que debes cultivar, hay todo un proceso que involucra tiempo. No es que un día te levantas y te amas, se acabó la historia. Sería increíble que funcione así, de hecho hace unas semanas creía que el camino era más o menos así, que ya había entendido la formula mágica y tenía todo bajo control. Sin embargo, hoy mientras meditaba sentí una tristeza profunda y honestamente lo primero que hice fue juzgarla y enojarme. En ese momento, caí en cuenta que no había entendido nada sobre el amor propio ya que cuando lo sientes abrazas tus lados oscuros porque llegas a un punto en que aceptas que están ahí y siempre lo estarán, y habrán días en que te enojarás y entre reprimir el enojo y luego vomitarlo cuando no puedas contenerlo más o decir abiertamente que estás enojada y permitirte sentirlo, lo segundo significa que por fin te conoces y te aceptas como eres. Pero además de esto, me faltaba un ingrediente más en la fórmula y es la paciencia.

Mientras escribo esto, compruebo que la sensación con la que desperté el día lunes fue amor propio. Fue un breve instante, que no duró más que un par de minutos, en que sentí que todo estaba bien: mi vida estaba bien, el mundo estaba bien, y esa seguridad nació de mi. Ahora soy consciente de la capacidad que tengo para amarme y aceptarme como soy, sin embargo, habrán días como hoy en que retroceda y me meta un autogol, en que haga cosas que sé que me hacen mal y dejo de ser coherente a pesar que ya sé como todo va a terminar. Es como si mirará como la pelota está entrando a mi arco y yo me quede parada, siendo espectadora de mi propia vida sin hacer nada para frenar a esa pelota. 

Sé que necesito ser más paciente conmigo. Interiorizar que este proceso tomará tiempo, meses, años o quizás toda mi vida, no estoy segura pero lo que sí estoy convencida es que el camino está lleno de decisiones y responsabilidades que sólo dependen de mi. No puedo seguir excusándome y mintiéndome, porque de cierta forma me hago daño. La incoherencia si que lastima y aunque haber cambiado la rutina haya hecho algunos desbarajustes, no puedo permitir que estas cosas sigan sucediendo. 

Hace un año y tres meses decidí dejar de fumar porque cada vez que lo hacía tenía una faringitis que me duraba como mínimo una semana. Créanme que no paré hasta que llegué a un cuadro tan complicado que estuve en la clínica con intravenosa por cuatro días seguidos buscando que así no sea necesario que me operen. Antes de ese evento, traté de dejarlo por años pero no podía porque cada día me mentía diciendo: "Este será el último cigarro" y de último en último se hizo un hábito de muchos años. De la misma forma que hice con el cigarro, debo terminar con todo aquello que sé que me hace mal porque es una decisión que depende de mi y debo hacerme cargo. Pero da miedo. Da miedo llegar a ese último cigarro y saber que nunca más volverás a sentir la sensación del humo entrando hacía tus pulmones y haciendo tu cabeza girar. Da miedo esa ansiedad de los primeros meses sin fumar en que estás entre que ahora sí puedes correr una manzana sin ahogarte y las ganas de una última piteada por los buenos tiempos. Da miedo cuando ya pasaron meses y estás en una reunión donde todos a tu alrededor fuman y quieres comenzar a mentirte diciendo que un cigarro cada cierto tiempo tampoco es tan malo. Los cambios realmente dan miedo.

Pero saben que aprendí en esa experiencia, 
que el amor propio es el antídoto del miedo.

martes, 26 de mayo de 2020

Carta para una amiga

Cada persona supera de distinta manera, y lamentablemente la vida no viene con un checklist el cual funcione de guía para los momentos en que tienes el corazón roto. En el camino vas intentando, probando que funciona para dejar de recordar, y cuando llega un consejo nuevo, te aferras a el con la esperanza que sea la puerta de salida hacía el olvido. Cuando tienes suerte, logras abrir la puerta correcta. 

Terminar una relación es triste - en la mayoría de casos porque cuando no estas realmente involucrado o comprometido, el sentimiento es más de liberación - y el periodo post-relación es un laberinto lleno de emociones. De días buenos y malos, de días en que parece que por fin superaste y te sientes bien pero luego aparece un recuerdo que enciende otra vez tu corazón y la frase "¿qué hubiera pasado si...?" comienza a girar en tu cabeza.

***

Carta para una amiga

Sabes, en estos días he pasado por mucha pena y angustia. Veía como la vida de algunos seres queridos pendían de un hilo y ese miedo de no poder volver a verlos hizo que entienda un poco más sobre el amor. El amor está en cada uno de nosotros, en tu familia, en tus amigos y en tu pareja, y en estos momentos duros es precisamente cuando los verdaderos lazos deben aparecer y los falsos caer. 

Por ahora debemos ser pacientes a pesar del estrés que involucra esta situación, a pesar que debemos plantearnos nuevas formas para mantenernos unidos y que nuestros planes tengan que reconstruirse una y otra vez tratando de encontrar el camino para poder hacerlos realidad. Estamos en una etapa en que muchos estamos perdiendo más de un integrante, y lo peor es que cuando entran al hospital, es muy difícil volver a recibir noticias, a veces lo único que llega es una fría llamada confirmando que su ser querido ya no vive más. Esa es la realidad ahora, no ves a nadie, no tienes información de nada y no existen certezas. Imagínate en la situación que tienes dos o tres familiares en ese estado y que te digan que los cuides en casa, o que lo único que queda es que les des calidad de vida sin que puedas acercarte a darles un beso o un abrazo de despedida. Por eso te digo que ahora es cuando cada uno saca a relucir lo que verdaderamente siente.

Respondiendo tu pregunta, lo ideal sería afianzar el amor de pareja. Aceptar los cambios que nos trae este virus y ser agradecido porque a pesar de las dificultades, siguen eligiendo estar juntos en la distancia y en la incertidumbre. El amor es esa esperanza que te hace esperar el día en que vuelvas a ver a esa persona y la beses otra vez, se aferra a la idea que esa persona estará a salvo lo que dure este aislamiento y no se preocupa más allá de lo sensato porque confía en los finales felices.

Pero si en medio de esta encrucijada, recibes una llamada en la que te dice que lo siente pero no quiere continuar la relación, yo lo veo como una muestra clara que lo que sentía por ti no era amor, sino un cariño superficial o una bonita ilusión. Por eso, agradece esa llamada y cada uno de los momentos de felicidad que te regaló y déjalo ir que en buena hora salió a flote la verdad. Porque cuando amas a alguien, lo haces sobretodo y con más fuerza en los momentos difíciles porque son en los que necesitas ese apoyo incondicional. No te rindes, no es tan fácil como decir "gracias por el tiempo, fue un gusto. Cuídate mucho", para continuar con tu vida y, eventualmente, enamorarte de alguien más. El amor no se desecha de esa forma.

Lo siento por no venir con buenas noticias en esta carta pero no puedo mentirte. Si de verdad amaste, dolerá y extrañarás, pero puedes consolarte en la idea que nadie se muere por amor y estoy convencida que llegará el día en que ese amor que entregaste, sin reparos, volverá a ti. Ten por seguro que hiciste lo mejor que pudiste y entregaste la mejor versión de ti, no permitas sentirte decepcionada por eso y pensar que el esfuerzo fue en vano. Pero si me permites darte un consejo, me temo que ese fue el error, no era necesario que te esfuerces tanto. Así no hubiera sido necesaria una pandemia, si no solo unos minutos en que él te viera siendo real para darse cuenta que no es lo que quería en su vida. No te la agarres contra él, no reproches, ni te enfurezcas, no le des el poder de tu estabilidad emocional a alguien más. No eres esa clase mujer. Tú eres de las que irradia luz y alegría donde quiera que va.

Tranquila, querida amiga, sonará trillado pero voy a repetirte lo que tanto has escuchado: todo estará bien porque sólo se aleja de ti aquello que no vibra en la misma frecuencia que tú. Te mando un abrazo a la distancia, esperando que pueda reconfortar un poco tu corazón. Recuerda que eres más fuerte que las circunstancias y eres capaz de cambiar tus planes las veces que se te antoje o que la vida te obligue.

Mereces un amor de esos que no se rompen, 
de esos que se fortalecen en las tormentas.

lunes, 25 de mayo de 2020

Bitácora: Parte 4 - Acto de Fe

La semana anterior se caracterizó
por ser un acto de fe:
Fe en mi.

Recuerdo mi primera sesión, le dije a la psicóloga que necesitaba de alguna manera obligarme hasta terminar el tratamiento que ella crea necesario según su experiencia y el problema que le presentaba. Me dijo cierto número de sesiones y decidí depositarle el monto total. La semana pasada se acabaron esas sesiones y los últimos quince minutos nos dedicamos a analizar lo que ha pasado a lo largo de estos meses y es increíble como ha cambiado mi realidad, como siento que he cambiado yo. De hecho el primer mes fue un sube y baja de emociones bastante complicado y de no querer aceptar algunas cosas, pero luego ya todo fue más fácil de manejar. He desbloqueado algunas partes de mi que no conocía, algunos resentimientos que no era consciente de su existencia y algunas creencias que jugaban un rol importante en mi toma de decisiones. Han habido sesiones con muchas lágrimas, de esas que aparecen en tus ojos cuando ves tu realidad con mucha más claridad y te provoca cierto dolor y aceptación al mismo tiempo, y otras en que me reía al entender que suelo ahogarme en vasos con agua. Decidí continuar el proceso porque siento que aún hay mucho más por escarbar y mi predisposición es más fuerte que al inicio.

Hoy desperté muy temprano, mucho antes que suene mi alarma y lo primero que hice al abrir los ojos fue sonreír. Sentí tranquilidad y felicidad, y se me hacía difícil de entender porque la raíz de esos sentimientos estaban dentro de mi y yo estaba acostumbrada a sentirme de esa manera por algo más tangible, tal vez una buena nota o una felicitación o palabras bonitas de alguien más. Traté de darle un poco más de vuelta y me di cuenta que el sentimiento real era orgullo al haber descubierto la persona que soy - modestia aparte - y lo primero que me dije fue: "Oye, te mereces una caja grande de papas fritas."

La semana pasada tuvo un nivel de estrés altísimo y en ningún momento, ni cuando estaba sola y tenía toda la libertad de reventar, permití que el mal humor me invada porque estaba en esa situación por una decisión que yo tomé, así que debía hacerme cargo. Estaba enfocada en lo que quería lograr y en los sacrificios que debía hacer como dejar de contestar mensajes, dormir menos o no ser tan workaholic y a mi hora real de salida dejar de trabajar, que se me hacía fácil dividirme en varias actividades mientras subía historias en Instagram respondiendo preguntas que nadie me había hecho. Hice un plan de trabajo que seguí al pie de la letra y cada vez que se me venían sentimientos que me perturban, me preguntaba: ¿cuál es el origen? y al escucharme, sentía ternura y risa de lo romántica que suelo ser y así volvía la tranquilidad a mi.

Algo que he incorporado en mi vida es hacer actos de fe y la semana pasada ese sentimiento de creer y confiar, sin dudar ni un segundo, estaba en mi, y que bonito se siente cuando es así. No solía confiar mucho en mi, mi miedo a fallar, a perder, a no ser suficiente estaba siempre presente en mi cabeza pero ahora, producto a estar varios meses trabajando en mi y hacer esos análisis en los que te pones de cabeza para poder verte mejor, descubrí quien soy y eso me ha ayudado a definir límites reales. Saber hasta donde puedo llegar e ir hacía allá, con calma y seguridad.

En una videollamada me dijeron algo que me gustó: "Estás brillando" y la verdad es que me siento brillar en esta etapa de mi vida. Recuerdo como inicié las sesiones sin querer contarlo por vergüenza, leo lo que escribí en mi primera bitácora en donde aún sentía miedo por el futuro y ver que ahora todo cambio, me hace sentir agradecida con la vida. Ya no siento más miedo por el futuro, ni me pongo a darle vueltas a las cosas que puedo ganar o perder, no tengo ansias por saber que pasará. Disfruto cada día lo mejor que puedo, hago cosas que me provocan chispazos de felicidad siendo consciente que mientras pasen cosas que me provoquen sentimientos que no me gustan como tristeza / cólera / frustración pero me lleven a reflexionar y cuestionarme una cosa sobre mi, habrá valido que suceda porque me ayudará a entenderme más. Esa forma de pensar, hace que algunos problemas ahora se vean tan pequeños que me es fácil pasarlos por encima y seguir vibrando al ritmo que escojo para mi.

Por que mientras sea un día con risas y calma,
todo lo demás estará más que bien. 

miércoles, 20 de mayo de 2020

Un deseo

"Dos copas de vino son muchas,
pero tres ya son pocas."

Mis días últimamente están cargados de pendientes, a tal punto que no logro reducir mi lista a cero y las horas me parecen minutos, desearía estar exagerando pero no es así. Despierto y, luego de mi ritual diario para estar lista para iniciar, reviso la agenda del día - sí, todas las noches hago una agenda para el día siguiente, si no ya hubiera perdido el control - y utilizo todos los útiles de oficina que tengo para organizarme de la mejor manera. Notas, crayones, resaltadores, lapiceros y lapices de todos los colores. Busco la manera de hacer que mi escritorio sea mi lugar favorito y me recuerde el propósito de todo lo que ahora hago. He pegado muchos post - it en una pizarra de corcho que me ayuda a recordar mis intenciones, a mantener el ritmo y por semana elijo cinco palabras para tenerlas presentes a lo largo de ella. Las de esta semana son: agradecer, humildad, confianza, empatía y hablar (para no asumir).

Como ya dije, las horas se me pasan volando. Sin darme cuenta ya se terminó el día y mis esfuerzos no son suficientes para lograr terminar con la agenda, entonces no me voy a dormir tranquila porque cada vez que estoy a punto de lograr mi cometido, llega un nuevo correo que atender para recordarme que aún hay mucho más por aprender y hacer.

Hoy terminé una reunión a las seis de la tarde que duró aproximadamente cuatro horas y el dolor de cabeza volvió a mi después de casi un mes, ya eran varias semanas que no llegaba a ese nivel de estrés. Me paré y me eché al borde de la ventana para mirar el cielo oscurecer mientras escuchaba a Pablo Alborán - "hay quién dice que fui yo el primero en olvidar" - y despejaba un poco la mente porque no es momento para que mi cuerpo se sienta cansado, por lo menos no esta semana. El cielo azul oscuro mostraba una luz brillante que cautivó mi atención. No sé si era una estrella u otra cosa pero el brillo era increíble.

Siempre que veo algo brillar en automático cierro los ojos y pido un deseo. Está tan interiorizado en mi que ni si quiera le doy muchas vueltas al asunto, sólo pido lo primero que viene a mi mente. Usualmente pido algo relacionado a lo que estoy viviendo en ese momento y ahora, mientras escribo esto, vienen a mi cabeza una gran la lista de cosas que podría haber pedido, por ejemplo que hoy me toque dormir al menos cuatro horas. Pero sabes algo, cerré los ojos y pedí por ti.

Mi cabeza está abarrotada de tareas, de personas, de llamadas, de risas, de bailes, de canciones, de aprendizaje, de mensajes, de ratos de calma y también de locura, de frustración cada vez que tengo errores gramaticales, de luchar por mantenerme en el presente sin que mi mente se pierda en tiempos que no existen, pero en mi corazón estás tú...

... y con los ojos cerrados,
te vi y sonreí.

lunes, 18 de mayo de 2020

変化

Hoy aprendí a escribir - porque no tengo la menor idea de como se pronuncia - "cambio" en japonés y es el nombre de la entrada porque me quedé fascinada de lo que cada carácter significa por separado. El primero significa "miedo" y el segundo significa "transformación".

Luego de escuchar la explicación y escribir lo más rápido que pude esos caracteres para poder luego investigar un poco más, me pareció la combinación perfecta para describir lo que es un cambio y quiero tener presente, de ahora en adelante, esa definición. De hecho he escuchado más de una vez la típica frase de: "Lo único constante en la vida es el cambio", sin embargo a veces es más fácil verlo en una hoja de papel que entender el efecto de cada cambio implica en nuestra vida diaria. Hay algunos cambios muy pequeños que pasan desapercibidos pero cada uno es igual de importante.

Cuando nos enfrentamos a un cambio es inevitable no sentir miedo, no querer salir corriendo hacía atrás para estar en la zona en que nos encontrábamos antes, en donde nos sentíamos protegimos y seguros, donde tal vez habían algunas cosas que no nos gustaban del todo pero estamos tan familiarizados que lo pasamos por alto. Sin embargo, cuando ese miedo se va disipando con el paso del tiempo, llega la transformación. No somos los mismos que eramos antes del cambio. Aprendemos nuevas cosas, descubrimos cosas de nosotros que no teníamos ni idea que teníamos. Por ejemplo yo estaba acostumbrada a hacer todo con ayuda y este año decidí enfrentarme a un cambio y - en la medida de lo posible - hacer todas mis actividades sola. Justo antes de escribir esta entrada acabé un análisis de medio semestre para la maestría y no se imaginan lo orgullosa que me sentí cuando lo terminé sin preguntarle a alguien más "¿está bien?" o "¿qué piensas sobre eso?", sin buscar una aprobación u opinión previa, de hecho antes de enviárselo al profesor sentía un poco de miedo de tener errores gramaticales pero es parte de la decisión que tomé y debo enfrentarlo sola. No puedo seguir estando ligada al doble check que alguien más me puede proporcionar. Este cambio me está permitiendo darme la oportunidad de desarrollar una habilidad que tenía escondida y es la confianza en misma.

Luego de esta reflexión me puse a pensar en todos los cambios que he tenido a lo largo de mis veintiochos años. Todas las veces que estuve asustada por comenzar algo nuevo o por renunciar a algo conocido y el cambio estuvo frente a mi. Cuantas puertas abrí con mucha incertidumbre y otras que cerré con tristeza de no volver a estar en esos lugares. Sin embargo, mientras recorría en los recuerdos, hubo algo que me dio alegría y tranquilidad para el futuro y es que siempre he mantenido una creencia optimista de que, independientemente de lo que enfrente durante el cambio y cuanto me frustré o enoje, al final todo estará bien porque mi bienestar es el camino que siempre elijo.

Miedo y transformación,
que perfecta combinación.

jueves, 14 de mayo de 2020

Mundo Binario

¿Y si nos damos permiso para ser humanos?

Llevo días dándole vueltas a esa pregunta. La idea de ser perfectos y vistos como buenas personas parece ser, hoy en día, algo muy importante. Yo - con lo que sé de vida - presiento que el camino de ser una mejor persona no va por ahí pero no lo sé a ciencia cierta. Sólo puedo contar lo que a mi me ha pasado y cada vez que he intentado comportarme dentro de la burbuja de ser una buena persona, esforzándome por hacer / decir / sentir lo que aparentemente es correcto, me he decepcionado y no sólo porque al final no logré conseguir lo que quería si no porque no fui fiel a mi misma.

No es novedad decir que nuestra sociedad nos lleva por ese camino. La foto perfecta, el platillo perfecto, la relación perfecta, el trabajo perfecto, el cuerpo perfecto. Lo más increíble es que hasta dentro de una situación tan complicada como un aislamiento social se espera que usemos este tiempo para ser productivos. ¿Acaso unas semanas sintiéndote frustrado y triste, sin ganas de hacer mucho, no es igual de necesario que llenarnos la mente con información al leer un libro? ¿Es que acaso la tristeza, la ira, la frustración, el enojo, la desilusión, la decepción no son parte del paquete de ser una buena persona? 

Creo que el problema es que vivimos en un mundo binario en donde o somos buenos o no lo somos, o somos homofóbicos o no lo somos, o somos feministas o no lo somos, o somos dramáticos o no lo somos y al parecer no existen matices ni términos medios. Fue gracioso que mientras daba vueltas en esto y no lograba desenredar mis ideas, vi un vídeo que mencionó algo que me hizo reflexionar aún más: "En una definición binaria no hay lugar para mejorar."

A veces en el camino de buscar ser mejores personas es fácil perderse y enfocarse sólo en lo negativo que queremos cambiar hasta llegar al punto de buscar formas de ocultarlo. Sin embargo, uno de los caminos para sentirnos plenos con nosotros mismos es aceptar que esas cosas negativas también son parte de nosotros y siempre estarán allí, por eso lo que toca hacer es comenzar a construir sobre nuestras fortalezas. Es probable que llegué el día en que gracias al aprendizaje de vida y grado de madurez se pueda reducir lo que no nos gusta hasta que sea una expresión tan pequeña que no moleste o traiga problemas visibles o podamos llegar a pensar que ya no somos eso que solíamos ser, pero no desaparecerá. Estará ahí, latente, recordándote que eres un ser humano - complejo y con defectos - y eso es un hecho.

¿Y si desde hoy nos permitimos ser humanos y aceptamos que tendremos días en que actuaremos de una forma que parezca que no somos buenas personas?, pero sin quedarnos con esa idea porque una situación no te define. No vivimos realmente en un mundo binario donde sólo existen los absolutos. No significa que porque no pudiste ponerte en los zapatos de otra persona en una situación, se eliminó de pronto todas las veces que fuiste empática con el entorno que te rodea. O porque perdiste la paciencia y reaccionaste de una manera que no te gustó, eso te sentencia a ser un desastre.

Creo que se necesita más gente humana en el mundo, más personas sensibles, libres de juicios y casillas de "bueno" y "malo", que no encierren cada situación mala en una definición de "tóxico", que por lo menos a mi hasta el día de hoy no me queda claro a que se refieren cuando utilizan esa palabra. Se necesitan más personas reales, que cometan errores sin tratar de ocultarlo y aceptando que seguro toda su vida se seguirán equivocando. Personas que no repitan el mismo discurso que leyeron por ahí sin cuestionar ninguna palabra. 

Se necesita un mundo sin etiquetas en donde 
la respuesta sea siempre actuar desde el amor.

miércoles, 6 de mayo de 2020

Invierno con rayos de sol

¡Estás aquí! - ¿es real o he vuelto a soñar? - No puedo creer que por fin estoy viviendo lo que tanto había esperado. Estamos echados sobre la cama y desde una ventana se puede ver como el sol inicia su descenso y nos muestra sus últimos rayos de luz.

Extrañaba tanto estar cerca de tus labios, a un suspiro de distancia de volver a ser uno. Te miraba sonreír mientras metía una de mis manos por debajo de tu camisa. Comencé a acariciar con mis dedos tu espalda y recorrerla de arriba hacía abajo, sintiendo cada centímetro de tu piel. Tú me tomaste de la cintura y acercaste mi cuerpo más al tuyo para poder hacerlo nuestro. Mordí tus labios intentando controlar las ganas que se desbordaban de mi ser y nuestras prendas comenzaron a desprenderse una a una.

La luz del atardecer dibujaba nuestras sombras en la pared pero yo no quitaba mis ojos de ti, no quería perderme ni un segundo de lo que sucedía. Capturaba cada mirada, cada movimiento, cada palabra, cada beso, cada caricia, cada gesto de placer. Mi cuerpo se estremecía al sentir tus manos en mí y en ese momento, nada en el mundo existía a parte de nosotros, ni si quiera un lugar donde pueda sentirme más feliz de lo que era.

De un momento al otro, paré de besarte y te abracé muy fuerte. Te pedí en voz baja y con un poco de vergüenza que me prometas que no te irías, aunque se ponga difícil, decidirías quedarte a mi lado y me escogerías de nuevo cada día. Me miraste con un poco de ternura y quiero creer que una parte de ti entendía mis miedos y por eso me dijiste que esté tranquila, que estarías siempre. Tus palabras calmaron mi alma y me puse encima de ti. Volví a besarte y acariciarte como si esa sería la última vez que podría hacerlo. La última vez que sentiría tu cuerpo vibrar junto al mio.

Esa noche pude dormir, 
sin tener pesadillas.

martes, 5 de mayo de 2020

Bitácora: Parte 3 - Ritmo

Ayer en la mañana leía una investigación acerca de personas introvertidas y extrovertidas. Me sentí identificada con un parte que decía que los introvertidos son personas que cuando necesitan recargar energía, la buscan dentro de ellos y por eso en algunas ocasiones se podía creer, erróneamente, que les gusta estar solos. En las últimas semanas estuve un poco alejada de la gente, no he leído noticias relevantes, las redes sociales populares las mantengo con mi sesión cerrada. Mi necesidad de comunicarme la he utilizado en una red social poco popular y el tiempo libre me ha permitido volver a escribir. Desde hace varios meses quería apagar mi vida virtual y vivir más la realidad, aunque es difícil lograrlo. Me sentía disconforme y no entendía porqué, pero ahora sé que era producto de una verdad que no quería aceptar. Felizmente esa situación se solucionó sin necesidad de involucrarme - digo felizmente porque me desprende de una responsabilidad, que no quería asumir, no quería tener esas dudas de "¿habré hecho lo correcto?" - ahora puedo estar tranquila y mantenerme alejada para desacelerar mi vida.

Esa decisión también tuvo influencia de la penúltima sesión que fue sobre "Ritmo". Recuerdo que mi comentario final: "se me va hacer muy difícil lograr la intención de esta semana". Me preguntó porqué decía eso y le respondí que yo sólo sé seguir mi ritmo. Ese que anda a mil por hora haciendo varias cosas al mismo tiempo, que se compromete en actividades sin recordar que el día la mayoría de veces le queda corto, ese que suele ser desenfrenado y reacciona hacía ciertos estímulos de una manera poco usual ya que exagera todo por ser tan emocional y hacer la mayoría de cosas sin reflexionar antes. Fue gracioso porque me dijo que comience con algo "tan fácil" como hablar más lento y no permita que ninguno de mis juicios interfiriera en ello - ¿yo? ¿hablar lento? -, sólo hable lo más lento que pueda hasta el punto de sentir que estoy exagerando. Además, me dijo que es evidente cuando comienzo a perder el control y que use eso a mi favor para anticipar situaciones.

Terminó la sesión y me sentí en una clase de Clown. En una de esas en la que no me logra salir un ejercicio o en una en la que había tardado demasiado en encontrar la forma de que funcione o en una en que ni si quiera me atreví a intentarlo porque desde afuera me parecía muy difícil. Pero siempre termina la clase. Me despido, me subo a mi auto y mientras manejo hacía casa, aparecen ideas increíbles de como jugar con una situación, fluyen con tanta facilidad pero el momento de hacerlas ya pasó. Gracias a esas clases tengo cierto entrenamiento con la frustración y me recuerdo que siempre existirán nuevos juegos para fracasar hasta lograrlo.

Activar mi lado racional o emocional depende del ritmo en que vaya. Lo he notado en los últimos días. Esto no quiere decir que me volveré racional porque la esencia de cada uno es la que es, pero se puede aprender a mirar desde otra perspectiva. Entender que la velocidad en la que manejaba mi vida acelerada y puede ser la raíz de mis problemas, me ha dado un punto de inicio y mi idea es reducir el ritmo hasta que poco a poco encuentre el equilibrio y aprenda a escoger que velocidad es la que me funciona para cada situación.

***
Comentario "Así como digo una cosa, digo otra"

Esto me recuerda un vídeo que vi hace unos días sobre los seres humanos que no tiene nada que ver con lo que estaba contando pero me pareció interesante.

Imagina un barco con un ancla en medio del mar. El barco se moverá según los agentes externos: la lluvia, la marea, las olas, el viento, entre otros, eso significa que si comienza a moverse el mar rápidamente, lo hará el barco también y si está en calma, lo mismo ocurrirá con él sin embargo, el ancla no se mueve, está arraigada. El barco es nuestro comportamiento y el ancla es nuestro conjunto de valores, eso que nos mueve. A veces las situaciones nos ponen en una posición en que esta bien hasta romper reglas, por ejemplo si uno de nuestros seres queridos está grave y debemos llevarlo al hospital, seguramente nos pasaremos las luces en rojo y manejaremos muy rápido así hayan controladores de velocidad porque nuestro objetivo final y los valores que nos mueven son los que influencian en nuestro comportamiento.

El error de muchos - y me incluyo - es que juzgamos nuestros comportamientos y el de los demás. No hacemos el ejercicio de separar a la persona de sus comportamientos. No tratamos de entender el ancla que nos hace actuar de cierta manera y lo mismo con la gente que nos rodea. Es muy fácil quedarse con el comportamiento, etiquetarlo y colocarlo en el estante de las cosas que nos parecen que está mal (o bien). Pero, ¿alguna vez te has detenido a pensar porque actúa de esa manera? ¿qué es lo que en realidad lo mueve? ¿has separado a la persona de su comportamiento?

Entender las razones en lugar de juzgar comportamientos es algo para entrenar que podría ser muy provechoso tanto en la vida personal como en lo laboral. Además de eso, tener en cuenta que para otros, nosotros también podemos ser considerados como "una persona difícil". Entonces, ¿qué les parece romper esa cadena? y comenzar a ser más pacientes y empáticos con nuestro entorno. Podrías sorprenderte con la cantidad de personas maravillosas que te estás perdiendo por andar encasillando gente.

Lo dejo como idea en el aire.

***

Les confieso que al inicio todo era muy gracioso porque actuaba con torpeza y seriedad al mismo tiempo, sólo me faltaba el público para estar en un número de Clown. Por ejemplo, bajaba de las escaleras corriendo y de pronto paraba en seco y me quedaba quieta unos segundos como cuando recuerdas que estás haciendo algo mal y paras inmediatamente. O escribía un mensaje en el celular o la computadora muy rápido y poco a poco comenzaba a hacerlo más lento. En lugar de hacer varias cosas al mismo tiempo, hacía una lista de deberes y ayudándome con la técnica de Pomodoro iba intercambiando deberes para no atrasar ningún pendiente. Dejé de escuchar canciones movidas por volver a escuchar trova.

Así confirmé la gran relación que tiene el cuerpo con la mente. Si le ordenas a tu cuerpo a ir más lento, pasa lo mismo con tus pensamientos y emociones. Aún siento raro cuando ahora me detengo a pensar antes de responder o hacer algo por impulso. Hay algo que me detiene, que me hace reflexionar y comienzan a aparecer razones en mi cabeza para confirmar o eliminar cierta emoción que estoy sintiendo.

Siempre creeré que la vida es un entrenamiento constante - a veces agotador - y mi parte favorita es encontrarme con algo nuevo que me deja sorprendida. Ser consciente del ritmo con el que llevas tu vida es importante, y ahora que le doy vueltas escribiendo esta publicación me doy cuenta que una vez más el mundo del Clown me ayuda a entender más rápido. En el Clown, el ritmo es fundamental, si no haces algo en el ritmo adecuado, simplemente no funciona. Puede llegar a ser difícil saber cuando y a que velocidad hacer una acción pero es cuestión de prueba y error hasta que encuentres el ritmo adecuado. Siento que encontrar el ritmo es algo interno, no es que tienes que enfocarte en el exterior para ver si funciona, o esperar su aprobación, porque si tu lo disfrutas y te diviertes, estoy segura que podrás compartirlo con los demás para que lo disfruten contigo.

Desacelerarse para encontrarse:
Eligir el tempo como si mi vida 
fuera una canción.

domingo, 3 de mayo de 2020

Reinventando: Parte 4

- ¿Alguna vez has sentido nostalgia de un momento cuando lo estás viviendo? Como si tuvieras ganas de apretar el botón de "pausa" y hacer eterna esa escena. Es sentir nostalgia del mismo presente... - dijo Daniela mientras miraba el cielo nocturno con pocas estrellas y muchas nubes. 

Pablo y Daniela solían verse casi todos los viernes por la noche para dedicarse un rato a conversar a solas sin distracciones de otras actividades o compañía de alguien más. Iban a la azotea del edificio donde ella vivía y se turnaban la elección del playlist. Compraban algo para tomar y picar para que los acompañe mientras dejaban que las horas pasen. Habían días en que los dos se quedaban callados mirando la hermosa vista que tenían de Lima, otros sólo se miraban y decían pocas cosas pero la mayoría de veces no paraban de hablar hasta la madrugada. Salían un poco más de un año y ninguno de los dos se había atrevido a romper la barrera que había entre ellos a pesar que sabían - sin necesidad de decirlo - que estaban enamorados el uno del otro.

Ella tenía algo que lo hacía sentir a él como si estuviera en su hogar y él tenía la paciencia que ella tanto había buscado. A pesar que nunca lo conversaron, los dos decidieron hacer las cosas de una forma distinta a lo usual. No se dejaban llevar por las emociones para encargarse de conocer a la persona que tenían al frente. Se mostraban tal cual eran, decían su forma de ver la vida y sueños a viva voz y evitaban juzgar al otro, preferían tratar de entender antes de precipitarse. Daniela aprendió a confiar y ser comprensiva en los días en los que ni él mismo se aguanta y Pablo aprendió a sentir ternura de la forma triste en que ella ve la vida. Sabía que siempre habría un poco de tristeza en su corazón porque es la emoción que más ha sentido y parece ser el lugar en el que se refugia cuando el estrés la agobiaba, pero tenía la esperanza que con el tiempo, podría ver sin tristeza al mundo.

- Me encantan los violines en el inicio de esa canción. Que no se entere Joaquín pero la versión tributo de "Quién me ha robado el mes de Abril" me gusta muchísimo más que la original - dijo Daniela con tono travieso mientras se acercaba al celular para poner otra vez la misma canción.
- Podría estar sintiendo nostalgia de este momento... - respondió Pablo sin mirarla y se paró a llenar las copas con un poco más de vino. Daniela lo quedó mirando sin entender del todo porque sentía nostalgia justo ahora y se dejó llevar por lo que hace meses quería decir.
- Te confieso algo... Contigo no puedo sentir nostalgia y me gusta eso porque no me había pasado antes. No podría sentir melancolía por una futura perdida porque la idea no puede existir ni en mi cabeza. Antes de ti, guardaba mucho miedo dentro de mi. Cada vez que me sentía feliz, pensaba que pronto pasaría o haría algo que arruinaría todo y por eso no me permitía sentir plena felicidad porque trataba de cuidarme de no sufrir. Ahora que lo digo en voz alta, me suena tonto jajaja. - Se detuvo para controlar un par de lágrimas que se querían asomar y tomó aire para seguir. - Pero llegaste un día y me diste algo que antes no me habían dado. Tiempo. Tiempo para conocernos, tiempo para enamorarme de ti y todo lo que eres, tiempo para construir un lazo de confianza, tiempo para escucharnos. Pablo, no tienes una idea de cuantas veces lo único que pedía era tiempo... - se detiene de nuevo para parar los recuerdos que comienzan a aparecer en su cabeza y callar los monstruos que se asoman sólo para arruinar la tranquilidad que sentía.
- Dani... 
- Sí, ya sé, mi lado sentimental apareció jajaja.
- Dani... ¿quieres ser mi enamorada?

Daniela lo escuchó y decidió dejar de aguantar las ganas de dejarse llevar por lo que sentía. Sé acercó a Pablo y lo quedó mirando con la seguridad de que él entendería que ella le estaba diciendo que sí con los ojos. Se acercó a él y le dio un tierno beso en los labios. Era la primera vez que sentían sus labios chocar, que tenían muy cerca sus corazones y él la envolvió en sus brazos para seguir besándola hasta que la luz de la mañana los encuentre.

Daniela ya merecía ganar en el amor
y esta historia recién estaba comenzando.

sábado, 2 de mayo de 2020

Elecciones

Hablaba con una amiga y me dijo una frase que se quedó dando vueltas en mi cabeza:

"Es que no tenía elección."

Pensé en cuantas personas - y me incluyo - en algún momento creímos erróneamente eso cuando nuestra capacidad de elegir es uno de los aspectos más humanos que existen. Es tan innato que no podríamos renunciar a eso así queramos, porque hasta eso sería una elección. A cada minuto estás tomando decisiones - como ahora que decidiste leerme -, nada en nuestra vida pasa porque "así tenía que ser", el destino no está marcado, el destino es sólo una cadena de decisiones. Lo que pasa a veces es que no nos gustan las opciones a la que nos enfrentamos, pero por eso no podemos decir que no tenemos opción.

Contaré una experiencia que me hizo entender el poder de nuestras decisiones y como estamos rodeadas de ellas. Hace unos años, un feriado de Agosto, me sentía bastante aburrida en casa. Llevaba unas semanas de vuelta en Lima. Había vuelto a vivir con mi familia luego de un par de años de independencia y no sabía que hacer, aún me seguía sintiendo turista en mi ciudad - los que han vivido lejos de casa entenderán lo que es volver y darte cuenta que la vida siguió, tus amigos andan en las suyas y tardas un poco en adaptarte de nuevo a la rutina - hasta que encontré una publicación sobre un circo y me llamó la atención ver que tal estaba la función. Le pregunté a mi hermana si quería ir al circo conmigo, me dijo que ya en seguida y me preguntó si llegaríamos a tiempo ya que los fines de semana no me gusta manejar y asumió que tomaríamos transporte público. La verdad hubiéramos llegado más rápido así pero decidí ir en auto para estar más cómodas y conversar tranquilas en el camino (o cantar canciones a todo volumen). Hasta aquí, ¿se dan cuenta cuantas decisiones tomé? Ir al circo, ir en auto, luego ¿ir por Evitamiento o por la ruta larga? Era feriado y no teníamos apuro en llegar pero decidí ir por Evitamiento. Mientras manejaba iba pensando que le compraría a mi hermana muchos dulces porque es la parte divertida del circo, comer algodón de azúcar, manzanas acarameladas, canchita y un vaso de chicha morada. Las expectativas que invento en mi cabeza sobre el futuro me juegan casi siempre malas pasadas pero igual lo seguiré haciendo porque me provoca felicidad de sólo pensarlo - puede que un día me veas sonreír de la nada y eso es por que me ando inventando futuros en mi cabeza - el problema es que cuando no se da, suele ser doloroso. De pronto, comencé a perder el control del timón. Iba a unos 100 km/h y me asusté un poco. Tomé otra decisión y paré a ver que sucedía. La llanta de mi auto estaba partida en dos literalmente y siempre será un misterio como ocurrió eso. Entonces pensé si seguía manejando hasta un grifo para que alguien me ayudara o cambiaba la llanta yo sola. Decidí cambiar la llanta. La dejé a mi hermana encerrada en el auto con la llave dentro y sólo baje con mi celular y comencé a cambiar la llanta. De pronto, aparecieron unos ladrones en la escena. Me apuntaron y me dijeron que le dé todo lo que tenía. En ese momento con mi hermana en el auto y ya estaba anocheciendo debía pensar en frío. Podía haberle dado mi auto y decirle a mi hermana que se baje o jugármela y darle el celular y decirle que se vaya. Las opciones que se me presentaban no me gustaban pero hasta en ese momento lo que yo haga es mi decisión, no la de mi hermana, no la del ladrón, no es que la vida elija por mi. Lo quedé mirando y le dije:

"¿Qué quieres? Toma mi celular, aquí está, espera que me saco los audífonos también."

Me quedaron mirando anonadados y de pronto apareció un auto a lo lejos con las luces encendidas. Creo que eso los asustó y se fueron corriendo. Los ladrones tomaron su decisión y mi celular les pareció suficiente. Yo acomodé la llanta partida lo mejor que pude, dejé tirada la gata y las demás herramientas, subí al auto y comencé a manejar. En ese momento apareció otra elección en mi cabeza y fue ¿por qué sentirme mal? Ya que un gran sentimiento de tristeza comencé a sentir en todo mi cuerpo. Les confieso que mi elección fue sentirme mal por no haber tenido la tarde en el circo con mi hermana comiendo algodón de azúcar, me sentía terrible y comencé a cuestionar cada una de mis decisiones - ¿les pasa? - que si hubiera decidido ir por una vía más lenta tal vez no le habría ocurrido nada, si habría decidido ir en transporte público ya estaríamos en la función. ¿Por qué cuestionar nuestras decisiones pasadas?

Mi reflexión de hoy es no cuestionar las decisiones que tomamos porque así tuviéramos la habilidad de retroceder el tiempo, todo sucedería igual porque estoy segura que escogeríamos lo mismo porque en ese momento creíste que era la mejor opción. Cuando se te presentó el momento de decidir, escogiste lo que te pareció mejor sin pensar que las cosas no se darían como las esperabas, porque si andaríamos pensando en que todo irá mal pues nos quedaríamos sin hacer nada. Es increíble nuestra capacidad de decisión y el poder está en nosotros.

Lo único que me gustaría agregar es que cada vez que tomes una decisión espera un momento, así parezca tonto y piensa si eso que estás escogiendo se alinea a lo que quieres. Créanme que si yo me haría esa pregunta con mayor frecuencia, me habría ahorrado muchos malos ratos porque a veces decimos "yo quiero una vida llena de viajes" y tus elecciones están muy lejos de ver la forma de lograrlo o de comprar un ticket de bus/avión/tren/barco.

Me pregunto, si tienes el poder de elegir y lo que decides no está alineado a lo que quieres y por eso al final de la cadena de decisiones terminas con un "es que no tenía opción", que es lo que está mal: ¿lo que quieres o lo que eliges?

Te lo dejo para que le des vueltas.

viernes, 1 de mayo de 2020

Espejísmo

"Y reír y reír y reír,
Madrugadas sin ir a dormir.
Sí, es distinto sin ti.
Muy distinto sin ti."

Hay ratos en el día en que volteo y apareces. Estas mirándome desde una esquina de la habitación donde ahora paso gran parte de mi día. Voy hacía donde estás sintiéndome aliviada por no tener que seguir extrañándote y me siento a tu costado para contarte sobre mi. Te veo divertirte con mi estrés mientras te cuento que todo es más difícil de lo que pensé y que dormir ocho horas para mi es casi un privilegio pero que cada día me va mejor y pronto me animaré a hablar sin necesitar el traductor. Haces que sea imposible sentir frustración o enojo y termine en risas ya que me recuerdas que me quejo de la parte que, irónicamente, es la que más amo de mi.

Te pregunto sobre ti, sobre como has estado y como vas con el plan de vida que tienes. Siento tanta curiosidad por saber de ti y un ligero sentimiento de culpa por siempre comenzar hablando de mi. Pero no me contestas, sólo tratas de acercarte lentamente a mi, como queriendo besarme, y en ese preciso momento desapareces. Me doy cuenta que todo ha sido un truco de mi imaginación. No estás aquí. No estás en ningún lado en donde yo también pueda estar.

No permito que mi corazón se embriague de nostalgia y con una sonrisa a medias cierro los ojos deseando que ahora te sientas más aliviado, que la lista de preocupaciones se haya reducido y que sigas esforzándote por lograr la vida que quieres. Quiero que tu corazón esté en paz, que tus días estés llenos de risas y cosas bonitas. De buenos libros, de deliciosos cafés cargados para inyectar más energía, de vino con queso para brindar que, a pesar de todo, la vida nos sigue regalando un día más para estar aquí y hay que hacer que valga cada minuto. De dulces, de cervezas heladas, comidas ricas y buena compañía. De aprendizaje, de reflexión y sobretodo agradecimiento acompañado con un buen soundtrack de fondo. De historias de amor, de autoayuda y mini-biografías para compartir al mundo. De teatro virtual, de muchos juegos vía zoom y de videollamadas con amigos que nos hacen sentir menos solos. Quiero que la vida te regale días de amor porque es el ingrediente que convierte en magia lo cotidiano y nos ayuda a brillar.

Abro los ojos y entiendo un poco más sobre que es el amor. Hace unos años dije que no sabía que era pero estaba segura que "equilibrio" era parte de sentirlo y hace una semana pensaba que el amor está en los intentos de ir aprendiendo como amar. Hoy quiero agregarle algunas cosas. El amor es desprendido, bondadoso y agradecido. Es no dejarte llevar por el egoísmo de satisfacer un simple impulso de escuchar su voz otra vez. El amor te ayuda a entender cuando debes dar un paso al costado y alejarte. El amor no insiste, no fuerza, no convence, el amor sólo desea felicidad para la persona a quién se ama.

Porque te quiero feliz ya sea conmigo o sin mi.
Y es así como entiendo que nuestro final es un final feliz.