He pasado por todas las etapas de la gestión del cambio en este aislamiento social. Me gusta haber sido consciente de cada una de ellas ya que alguna vez hice una capacitación en este tema y mis sustentos eran teóricos ya que no solía analizar las cosas que pasan y usualmente me adapto a lo que hay.
Primero, la negación y yo hicieron que posponga para Abril un pasaje que tenía en el mes de Marzo, creyendo que la mayoría exageraba y no podía ser verdad que literalmente el mundo entero se paralice pero sí fue así y los aeropuertos cerraron, los vuelos se cancelaron, la oficina se movió a la casa y las clases se volvieron virtuales. De hecho, si sería menos consciente del valor del dinero habría adelantado mi pasaje para volar antes que cierren las fronteras a pesar que la mayoría me decía que estaba loca - ¿qué sería de mi sola en un cuarto de Barcelona sin gustarme cocinar? por ratos se me viene esa pregunta a la cabeza y creo que estaría a punta de yogur con cereal y alguna comida muy simple de preparar - y sí tenían mucho de razón, a veces puede parecer que estoy medio loca porque tomo decisiones sin pensar y sólo dejándome llevar por el sentimiento.
Luego entré a la etapa de resistencia. Esta es la etapa más difícil de todas. Me sentía frustrada y ya no quería estudiar, ni trabajar, les confieso que hubo una mañana en que le envíe un mensaje de texto a un amigo, a quién conozco desde la universidad y le tengo mucha confianza porque es ese tipo de persona que no te juzga y siempre te escucha con oídos de amor, donde le decía que habían días en que deseaba no abrir los ojos. Sé que puede sonar exagerado pero mi motivación estaba en el piso y hacía muchos esfuerzos por irradiar a los demás que estaba bien, de sonreír, de dar ánimos a otros, de entender el malhumor de algunas personas que estaban en una situación peor que la mía. A pesar de mis intentos, comenzaron las peleas con la aseguradora, con la aerolínea, con la escuela y con cualquiera que se me cruzara. Fueron unas semanas realmente difíciles en que lloraba casi todos los días, se me quitaron las ganas hasta de comer, pasaba los días encerrada preguntándome muchas cosas, pensando que había hecho mal, creyéndome tan importante como para creer que todo pasa por una suerte de que la vida quiere joder cuando esto afecta a miles de miles de personas y no soy la única con el futuro quebrado. Es que extrañaba tanto y mis expectativas para este año eran tan altas, llevaba semanas contando los días para mudarme a un nuevo lugar y comenzar una etapa totalmente diferente en mi vida que aparentemente - o mirándolo desde lejos - parecía que no había forma que algo saliera mal porque tenía el plan perfecto. No sabía como encontrarle el lado positivo de un futuro que se me caía a pedazos, no sabía como lidiar con la situación.
Primero, la negación y yo hicieron que posponga para Abril un pasaje que tenía en el mes de Marzo, creyendo que la mayoría exageraba y no podía ser verdad que literalmente el mundo entero se paralice pero sí fue así y los aeropuertos cerraron, los vuelos se cancelaron, la oficina se movió a la casa y las clases se volvieron virtuales. De hecho, si sería menos consciente del valor del dinero habría adelantado mi pasaje para volar antes que cierren las fronteras a pesar que la mayoría me decía que estaba loca - ¿qué sería de mi sola en un cuarto de Barcelona sin gustarme cocinar? por ratos se me viene esa pregunta a la cabeza y creo que estaría a punta de yogur con cereal y alguna comida muy simple de preparar - y sí tenían mucho de razón, a veces puede parecer que estoy medio loca porque tomo decisiones sin pensar y sólo dejándome llevar por el sentimiento.
Luego entré a la etapa de resistencia. Esta es la etapa más difícil de todas. Me sentía frustrada y ya no quería estudiar, ni trabajar, les confieso que hubo una mañana en que le envíe un mensaje de texto a un amigo, a quién conozco desde la universidad y le tengo mucha confianza porque es ese tipo de persona que no te juzga y siempre te escucha con oídos de amor, donde le decía que habían días en que deseaba no abrir los ojos. Sé que puede sonar exagerado pero mi motivación estaba en el piso y hacía muchos esfuerzos por irradiar a los demás que estaba bien, de sonreír, de dar ánimos a otros, de entender el malhumor de algunas personas que estaban en una situación peor que la mía. A pesar de mis intentos, comenzaron las peleas con la aseguradora, con la aerolínea, con la escuela y con cualquiera que se me cruzara. Fueron unas semanas realmente difíciles en que lloraba casi todos los días, se me quitaron las ganas hasta de comer, pasaba los días encerrada preguntándome muchas cosas, pensando que había hecho mal, creyéndome tan importante como para creer que todo pasa por una suerte de que la vida quiere joder cuando esto afecta a miles de miles de personas y no soy la única con el futuro quebrado. Es que extrañaba tanto y mis expectativas para este año eran tan altas, llevaba semanas contando los días para mudarme a un nuevo lugar y comenzar una etapa totalmente diferente en mi vida que aparentemente - o mirándolo desde lejos - parecía que no había forma que algo saliera mal porque tenía el plan perfecto. No sabía como encontrarle el lado positivo de un futuro que se me caía a pedazos, no sabía como lidiar con la situación.
Luego estuve entre exploración y resistencia. Habían días en que el encontraba el lado bello de la crisis y otros en que volvía al sentimiento de frustración. Dentro de lo positivo creía que era momento de valorar aquellos aspectos de mi vida que tenía tan descuidados por lo rápido que se pasan los días, por lo acelerada que soy tratando de hacer varias cosas al mismo, como por ejemplo: tomar un café en la noche con mi familia, pasar una tarde jugando juegos de mesa, ver una serie todos juntos en la sala. Además, recordar el valor del lugar donde he nacido, la naturaleza, los diferentes ecosistemas que nos rodean; que personalmente me encantan porque no tengo que ir muy lejos para escapar a una catarata o perderme por matorrales o descansar en un campo lleno de flores. Sin embargo, acabo de entender que esta situación no ha llegado para algo tan simple como para revalorar y recordar que es lo importante.
Estoy ingresando a la etapa de aceptación y compromiso - dice la teoría que podría volver a alguna de las etapas pasada, espero no hacerlo - donde decido que esta es mi temporada de reinventarme y agradezco contar con todo el tiempo para hacerlo hasta que podamos volver a las calles a demostrar lo que cada uno tiene dentro de si. Tengo el tiempo suficiente para darle vueltas a lo que quiero, a quien soy, escribir aquí y releerme cada vez que siento que me pierdo otra vez, a hacer un draft sobre otro y otro para reinventar mi forma de pensar, de sentir y de vivir. No permitiré seguir ahogándome en lo que pudo o no pudo ser, así la tristeza llamé a mi puerta varias veces al día porque sí, tengo un lado que se siente terriblemente triste y es el que me ayuda a aferrarme al presente para esta situación no me haga perder aún más cosas.
Todo lo que quiero ahora, se resume en la siguiente frase:
Todo lo que quiero ahora, se resume en la siguiente frase:
"Are you driving change or are you being driven by it?"