Aún recuerdo como si hubiera sido ayer la primera vez que hice un trek.
Hace tres años viaje a Huaraz, el viaje salió de un día para el otro pero ya había visto muchas fotos increíbles de una laguna a 4,200 msnm y como soy amante de las fotos, quería tener mi foto postal allí, ese era mi trofeo. No sabía a lo que me estaba metiendo. No recuerdo a ciencia cierta si estaba con los implementos adecuados así que diré que no, no estaba preparada. Recuerdo que en cierta parte me asuste y quise salir corriendo, sin embargo soy necia y en ese momento me importaba mucho la opinión de los demás, así que tenía que terminar el camino por la simple razón de no fracasar. En ese momento de mi vida, tenía una construcción sobre mi tan pesada que quería dar la impresión de ser fuerte, de todo lo puedo, de lo que quiero lo logro y que desgastante era vivir cargando todo eso. De hecho estuve renegando la mayoría del tiempo y sólo tenía cara bonita cuando sacaba el celular para registrar el camino en vídeo. Cuando faltaba pocos metros para llegar a la cima, sentí que no podía más, que en realidad no importaba tanto rendirme con tal que el dolor de cabeza desapareciera por unos minutos pero en ese momento apareció alguien que disolvió un sobre rojo en una botella de agua y me lo ofreció, creo que era algo energizante, la verdad no pregunté. Luego de eso, no podía hacer otra cosa que seguir caminando. Llegué a la laguna y el sentimiento fue inexplicable. Lo había logrado. Había caminado unos 13 km por casi 3.5 horas, si de hecho no es un tiempo del cual sentirse orgulloso pero yo me sentía fabulosa.
Después de ese día y a raíz de mantener ocupada mi cabeza la mayoría de tiempo, comencé a hacer más caminatas con un amigo que aguantaba escucharme renegar todo el camino, o eso creo, y se burlaba cuando me ofrecía una foto y mi sonrisa aparecía como invocada y aparecía una mujer feliz y relajada. Entonces practicar trek se volvió una rutina de renegar y tener fotos bonitas que definitivamente no se sentía correcto. Cuando alguien me preguntaba como me había ido, no sabía si decirles la verdad o decir que fue increíble. Sentía que estaba viviendo una mentira y la peor parte es que me estaba engañando con una seuda felicidad.
Con el tiempo, decidí aprender a ver mi vida desde a fuera, como si fuera alguien más. Ponerme en otra perspectiva ya que no me iba del todo bien y estaba cansada de que fuera así. En ese momento, me di cuenta que esa actitud que tenía en los treks era la misma que tenía en mi vida. Renegaba por todo, me molestaba de cosas que hoy no tienen importancia o hasta de cosas que yo misma había decidido, ni si quiera recuerdo la lista enorme de cosas por las cuales he pasado malos ratos y he causado a otros sentirse igual de mal. Lo que más me disgustaba era que podía estar de malas pero me ponías frente a personas con quienes no tenía tanta confianza y fingía que todo estaba bien, como si fuera una foto. No me gustó darme cuenta del patrón que estaba siguiendo y decidí cambiar. Sí, suena fácil decirlo ahora pero me ha llevado varios años y aún el camino sigue siendo largo pero la tengo clara, no me enfoco en la foto final, si no disfruto el camino.
Hoy acepto mi vida con subidas y bajadas, con ratos en que piso mal y resbalo, algunas veces dolerá y otras veces sólo reiré por haberme caído de forma graciosa pero siempre me levantaré porque no puedo quedarme ahí estancada viendo como la vida pasa. Mi mirada esta fija en el frente y en seguir el camino, aunque por ratos me asuste que un día la caída sea tan fuerte que sea muy difícil levantarme. Me siento a mirar todo lo que avance y me gusta recompensarme por esos pequeños logros, hacerme porras y tomarme varios descansos si es lo que necesito. No estoy comparándome con los demás, ni me fijo si alguien está mirando lo que hago o va más rápido que yo. Es mi camino y lo hago a mi ritmo, al que puedo mantener hasta lograr lo que busco. Disfruto mi compañía y los paisajes que me regala la vida.
Cuando logro lo que me tracé o llegó al final de un camino después de varias horas, encuentro mi recompensa mayor. Sí que es hermosa, sí que vale la alegría todo el esfuerzo invertido. Sin embargo no olvido todo lo que recorrí para llegar hasta ese punto. Recuerdo con cariño cada paso que di, pienso que cada pendiente, por más terrible que pudo haber sido, de regreso será más fácil porque vamos de bajada. La lluvia, el sol, el cansancio es parte de un todo y pensar que la vida será fácil es seguir viviendo en el mundo de las fantasías. Prefiero mojarme con la lluvia, secarme y brillar con el sol y tomarme un respiro si es necesario cuando siento cansancio.
Que motivación. Comenzare a aceptar las lluvias, la humedad, y las quemaduras de la vida.
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