jueves, 14 de marzo de 2019

Clown para ser feliz

He cambiado.

No soy la misma que un día se fue en busca de nuevas experiencias ni la que volvió. Hoy tengo definidas mis prioridades y lo que quiero para mi. A veces es complicado porque cuesta renunciar a una vida a la que estas acostumbrada y por ratos funciona, para comenzar de nuevo. Dejar atrás los viejos hábitos, amigos, pasatiempos, formas de pensar, metas, ídolos de vida y una parte de mi misma. Sin embargo, hoy tengo claro que las personas evolucionamos y todos los cambios son sólo para mejor y esos cambios, vienen con desapego. 

Un día decides ser un libro en blanco. Tirar a la basura la vida y planes que tenías para comenzar de nuevo. Te sientas en tu cama a ver fotos antiguas, recuerdas tu niñez con nostalgia que tiene algo de felicidad y otro poco de tristeza. Recuerdas con lo que soñabas y la convicción con que decías que lo ibas a lograr. Todos los niños tienen sueños increíbles y no les importa si son grandes o pequeños o todo el esfuerzo que deberán invertir. No se ponen como nosotros, los adultos, a analizar cada detalle y pensar que es lo que perderé si priorizo esto o que dejaré de hacer o que de mejor podría estar haciendo. ¡No! Ellos sólo sueñan y así son felices, creyendo que lo tendrán y algunos hasta juegan con que ya lograron su sueño o ya son lo que desean. Sigues avanzando y encuentras tu adolescencia, la mía no fue complicada o no lo recuerdo como una etapa caótica pero si me costaba definir que es lo que quería para mi. Al final, hice lo que dijeron que debía hacer y hoy estoy agradecida con lo que tengo, no tengo nada que reprochar.
  
Pero estas en ese día, en el que decides ser un libro en blanco y probar cosas nuevas y en ese camino conoces nuevas personas que te cambian la forma de ver la vida y sentir, te cambian los ojos, te abren el panorama. Te reencuentras con otras que hace mucho no veías pero sientes en tu corazón esa alegría de todos los logros que consiguió y las ganas que le mete a ser feliz y, sabes que es lo más genial, que ellos también se alegran de los tuyos. Conoces nuevas pasiones que te provocan estallidos de felicidad. Conoces nuevas formas de compasión, de amor, de entrega desinteresada, de ser feliz y reír desde adentro hasta que duela la panza y te salgan algunas lágrimas de los ojos. Conoces un mundo ideal, el que cantabas cuando eras pequeña mientras veías Aladinn y te acordabas de tu mamá que muy a su forma te impulso siempre a soñar en grande y muchos años no lo hiciste por sólo querer dar la contra pero siempre estuvo ahí, guardado en tu corazón, esperando que te quites esa corteza tan dura con la que habías protegido tu alma para que nada te afecte, para que te vean como el eslabón que no se desdobla, que sale triunfante. Pero hoy ya no importa, la terquedad quedó atrás y dejas de caminar para volar, no en una alfombra mágica si no contigo misma.

El día que decidí ser un libro en blanco, aprendí a ser clown y a pesar que aún me falta estudiar mucho e inscribirme a más talleres y saber mucho más de ese mágico mundo. En estos cortos siete meses me ayudo a ser más libre, más segura, más feliz, más guapa y podría decir que hasta amarme más. A dejar de juzgarme y compararme con los demás. Comenzar a ser yo mi propio referente, claro que igual tengo algunos ídolos pero ya no los veo con cierta envidia si no con gratitud porque escucho las enseñanzas que dejaron y me ayudan a ser mejor. Entendí que cada uno de nosotros tiene diferentes caminos y propósitos que cumplir y que todos y cada uno de ellos son igual de valiosos y hay que aplaudirlos cuando vez lo constantes que son para lograr sus sueños. Todo esto lo recordé jugando y en esos juegos, hacía reír a los demás, porque les aseguro que desde el día que me pare en un escenario y los vi reír conmigo, comencé a reírme yo también de mi y fue magia pura. Cuando empecé a mostrarme transparente, tal cual soy sin mascaras pero con muchas ganas de mejorar día a día, todo se hizo más ligero, comenzó a fluir bonito, aparecieron risas por todos lados y una vibra alucinante.

Gracias payasa, sé que aún tengo mucho más por explorar y conocerte pero también sé que siempre estuviste ahí, dentro de mi, como un pendiente desde la primera clase que fui cuando tenía diecisiete años. Me dijiste muchas veces que querías salir, es que la intuición es tan sabia y te confieso algo. te escuche en el momento exacto, cuando más te necesitaba.


martes, 5 de marzo de 2019

Mi vida como un trek

Aún recuerdo como si hubiera sido ayer la primera vez que hice un trek. 

Hace tres años viaje a Huaraz, el viaje salió de un día para el otro pero ya había visto muchas fotos increíbles de una laguna a 4,200 msnm y como soy amante de las fotos, quería tener mi foto postal allí, ese era mi trofeo. No sabía a lo que me estaba metiendo. No recuerdo a ciencia cierta si estaba con los implementos adecuados así que diré que no, no estaba preparada. Recuerdo que en cierta parte me asuste y quise salir corriendo, sin embargo soy necia y en ese momento me importaba mucho la opinión de los demás, así que tenía que terminar el camino por la simple razón de no fracasar. En ese momento de mi vida, tenía una construcción sobre mi tan pesada que quería dar la impresión de ser fuerte, de todo lo puedo, de lo que quiero lo logro y que desgastante era vivir cargando todo eso. De hecho estuve renegando la mayoría del tiempo y sólo tenía cara bonita cuando sacaba el celular para registrar el camino en vídeo. Cuando faltaba pocos metros para llegar a la cima, sentí que no podía más, que en realidad no importaba tanto rendirme con tal que el dolor de cabeza desapareciera por unos minutos pero en ese momento apareció alguien que disolvió un sobre rojo en una botella de agua y me lo ofreció, creo que era algo energizante, la verdad no pregunté. Luego de eso, no podía hacer otra cosa que seguir caminando. Llegué a la laguna y el sentimiento fue inexplicable. Lo había logrado. Había caminado unos 13 km por casi 3.5 horas, si de hecho no es un tiempo del cual sentirse orgulloso pero yo me sentía fabulosa.

Después de ese día y a raíz de mantener ocupada mi cabeza la mayoría de tiempo, comencé a hacer más caminatas con un amigo que aguantaba escucharme renegar todo el camino, o eso creo, y se burlaba cuando me ofrecía una foto y mi sonrisa aparecía como invocada y aparecía una mujer feliz y relajada. Entonces practicar trek se volvió una rutina de renegar y tener fotos bonitas que definitivamente no se sentía correcto. Cuando alguien me preguntaba como me había ido, no sabía si decirles la verdad o decir que fue increíble. Sentía que estaba viviendo una mentira y la peor parte es que me estaba engañando con una seuda felicidad.

Con el tiempo, decidí aprender a ver mi vida desde a fuera, como si fuera alguien más. Ponerme en otra perspectiva ya que no me iba del todo bien y estaba cansada de que fuera así. En ese momento, me di cuenta que esa actitud que tenía en los treks era la misma que tenía en mi vida. Renegaba por todo, me molestaba de cosas que hoy no tienen importancia o hasta de cosas que yo misma había decidido, ni si quiera recuerdo la lista enorme de cosas por las cuales he pasado malos ratos y he causado a otros sentirse igual de mal. Lo que más me disgustaba era que podía estar de malas pero me ponías frente a personas con quienes no tenía tanta confianza y fingía que todo estaba bien, como si fuera una foto. No me gustó darme cuenta del patrón que estaba siguiendo y decidí cambiar. Sí, suena fácil decirlo ahora pero me ha llevado varios años y aún el camino sigue siendo largo pero la tengo clara, no me enfoco en la foto final, si no disfruto el camino.

Hoy acepto mi vida con subidas y bajadas, con ratos en que piso mal y resbalo, algunas veces dolerá y otras veces sólo reiré por haberme caído de forma graciosa pero siempre me levantaré porque no puedo quedarme ahí estancada viendo como la vida pasa. Mi mirada esta fija en el frente y en seguir el camino, aunque por ratos me asuste que un día la caída sea tan fuerte que sea muy difícil levantarme. Me siento a mirar todo lo que avance y me gusta recompensarme por esos pequeños logros, hacerme porras y tomarme varios descansos si es lo que necesito. No estoy comparándome con los demás, ni me fijo si alguien está mirando lo que hago o va más rápido que yo. Es mi camino y lo hago a mi ritmo, al que puedo mantener hasta lograr lo que busco. Disfruto mi compañía y los paisajes que me regala la vida. 

Cuando logro lo que me tracé o llegó al final de un camino después de varias horas, encuentro mi recompensa mayor. Sí que es hermosa, sí que vale la alegría todo el esfuerzo invertido. Sin embargo no olvido todo lo que recorrí para llegar hasta ese punto. Recuerdo con cariño cada paso que di, pienso que cada pendiente, por más terrible que pudo haber sido, de regreso será más fácil porque vamos de bajada. La lluvia, el sol, el cansancio es parte de un todo y pensar que la vida será fácil es seguir viviendo en el mundo de las fantasías. Prefiero mojarme con la lluvia, secarme y brillar con el sol y tomarme un respiro si es necesario cuando siento cansancio.