He aprendido que algunas cosas no las vas a conseguir luchando más o metiéndote por la ventana después que te cerraron la puerta en la cara. A veces, sólo debes esperar y dejar las cosas fluir. ¿Por qué? Porque no todo depende de ti y tus buenas intenciones. Seamos sinceros y dejemos de lado los clichés que sostienen que "el que la sigue, la consigue" o "todo depende y está en ti" o "blablabla" (¿qué dijo?). Algunas cosas no suceden por que no. Así de simple.
Este año he estado buscando algo de forma desesperada. Sí, lo hacía con desesperación. Todos mis esfuerzos estaban alineados al mismo objetivo, con eso suponía que lo lograría. Tenía todas las estrategias posibles. "Si me cierran la ventana, ¡aún puedo trepar la pared, llegar al techo y hacer un hueco!" Tenía la esperanza y convicción que lo iba a conseguir. (Yo siempre consigo lo que quiero, ¿aún no se han dado cuenta?). Llegue a exagerar al punto de contar que me atormento poniendo la misma canción todos los días al despertar con la "amenaza" de no escuchar otra canción hasta lograr lo que busco (a veces me incentivo de formas raras. NO SOY RARA). Lo peor es que con eso atormento a los demás que también escuchan esa canción ya que la pongo a las 6:15 am y en altavoz. No, no es mi alarma. La rutina va así: Despertar, apagar la alarma, revisar Facebook, lanzarme de mi cama, entrar a Youtube, buscar la canción, darle "play" y comenzar a alistarme para el trabajo. Bueno, a veces cambia el orden de las cosas pero siempre de fondo tengo la misma canción y es aburridísimo escuchar lo mismo una y otra vez por días y días sin saber cuando acabará.
Otra cosa que me he dado cuenta es que por estar tan afanada en encontrar lo que busco, no le he dado la importancia y alegría necesaria a las otras cosas buenas que han pasado, que agradezco hayan sido muchas. Claro, varias de ellas han sido consecuencia de mis acciones en busca del "tesoro" pero como no han sido el "tesoro" he sentido menos felicidad al verlas surgir. De todos modos, hoy quiero hacer un antes y después. Por eso he decidido que dejaré de luchar por lo que busco, quien sabe que tal vez caiga por su propio peso como los demás logros del año o tal vez, en realidad, no lo necesito tanto como pienso.
¿Qué les puedo decir? De verdad, ya le cogí gustito a la espera.
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