Daniela no se permitía estar triste, vivía cada día como si lo que paso ayer no hubiera pasado, no existía. Como si despertar sería una oportunidad para mejorar y olvidar aquellas palabras escuchadas, sus heridas infectadas, las lágrimas derramadas y su corazón destrozado. De esa manera, podía sentirse un poco más feliz. A pesar que, un poco más feliz tenía un amargo sabor a un poco menos triste.
- "¿Un poco triste?" - Pensaba Daniela.
Cada vez que oía esa palabra prendía un cigarro que despeje su mente, tomaba un par caramelos de su bolso negro y lanzaba una vacía sonrisa. El resumen de estos meses es que Daniela no lo extraña a él, sabe que puede encontrar a uno mejor, o peor, o no encontrar nada y conformarse con su propia compañía. Eso no importa. No extraña los anocheceres en aquel cuarto pequeño y antiguo de la avenida Arequipa, dónde le daba alergia cada vez que se quedaba a dormir. No extraña ir a Sargento y emborracharse con un solo vaso de chela. No extraña esas tontas y larguísimas peleas, cuando después de llorar argumentando que él no es lo suficiente bueno para ella termina en sus brazos, desbordando amor. No extraña sus mensajes acosadores que preguntaban a qué hora estaría libre para ser uno. No extraña que seque su cabello después de tomar una ducha. No extraña la tradición de los sábados, de los helados de Mc Donalds o las papas rellenas con aji. No extraña tirar piedras en una de las playas de Miraflores. No extraña ver películas hasta dormir. No extraña llamarlo todos los días al mediodía preguntando si ha almorzado. No extraña tomar un champagne para celebrar que aún están vivos y juntos. No extraña sus dedos, sus brazos, sus grandes ojos verdes, su pelo alborotado, su olor, su voz, su guitarra sonando alguna canción de Daniel F. No extraña nada de eso. Ya lo ha olvidado.
Daniela sólo extraña despertjar y sentirse feliz, reír porque salio el sol por su ventana o porque encontró en algún rincón de su cuarto un chocolate que creía haberse comido, reírse con los chistes tontos de los amigos de la universidad, sentirse feliz con cosas simples que para otros no son realmente importantes. Ser un poco más feliz cada día, sonreír y que sea real.
Daniela sólo extraña despertjar y sentirse feliz, reír porque salio el sol por su ventana o porque encontró en algún rincón de su cuarto un chocolate que creía haberse comido, reírse con los chistes tontos de los amigos de la universidad, sentirse feliz con cosas simples que para otros no son realmente importantes. Ser un poco más feliz cada día, sonreír y que sea real.