domingo, 28 de abril de 2013

Silvio, mi trovador: Segunda Parte

Mal de mi parte demorar tanto en escribir lo increíble que fue tener a Silvio a pocos metros de mi; lo increíble que fue escuchar su voz en vivo y confirmar que es exactamente igual a los 32 CD's que tengo. Los parciales, el trabajo, el "poco tiempo", simples excusas que no me dejan escribir en mi mundo más de lo que deseo. Mi mundo limeño, pizpireto.


Hoy 19/04 - Día del concierto de Silvio.

Desperté muy temprano, por mi ventana se asomó el sol a susurrarme al oído que sería un gran día, no dude ni por un segundo que sería así. Ordene mi cuarto y la sonrisa no se podía borrar de mi rostro, a pesar que mi papá renegaba porque sólo ordeno mi cuarto cuando estoy de buen humor y yo le replicaba que últimamente estaba todos los días de buen humor así que no se ponga tan mamá. Hubo un silencio entre los dos en el camino hacía el trabajo pero luego me dijo: "Llamame cuando toquen 'Unicornio', no lo olvides".

Llegué al trabajo, decían que se me veía más contenta que lo normal y respondía diciendo que era lo que Silvio provocaba en mi. Mi playlist fue sólo Silvio y escuche su último disco unas treinta veces. Contaba las horas para que sean las 8:00 pm pero justo ese día al reloj se le ocurrió hacer las horas más largas y le reclame porque no hace eso todos los días ya que normalmente me falta tiempo para terminar con mis deberes. Se reía en mi cara y movía sus manijas más lento que lo acostumbrado.
Salí del trabajo muy apurada porque debía exponer sin embargo justo ese día hubo un accidente en el Óvalo de la Universidad de Lima, demore alrededor de dos horas para llegar a la universidad y enterarme que cancelaron la exposición por segunda vez. En ese viaje conocí a una niña que es un poco mayor que mi hermana, conversamos para olvidar el estrés del tráfico limeño y me recordó que tenemos que luchar por lo que deseamos y que nuestro esfuerzo siempre será recompensado, me dijo con voz dulce que se sentía muy cansada pero no iba a parar hasta conseguir lo que quisiera; me enseño más de lo que ella puede imaginar. Un día debería de escribir todo lo que me sucede en los viajes camino a cualquier lugar. Siempre conozco a alguien, siempre me enseñan una nueva lección y alguien me hace reír , así recuerdo que siempre pero siempre debemos sonreír.

Luego, fui corriendo a la explanada del estado Monumental (¡el mejor estadio del Perú! ¡Arriba la U, en las buenas y las malas!) . Me encontré con unos amigos, faltaba tan poco para que iniciará el concierto y estaba con todas las ganas de gritar sin embargo llevo como tres semanas medio enferma y comencé a sentirme mal pero nada que un poco de chela no pueda curar (ayyyyy, ¿por qué seré así?). Los teloneros fueron "Silvio a la carta" y no pudieron escoger a unos mejores teloneros ya que ellos rinden homenaje al mejor, además de dar un show increíble. De pronto las luces se apagaron, mi corazón estaba latiendo a mil por hora y las guitarras repartían sus primeros sonidos, salió él y comenzó a sonar una dulce balada, "Segunda Cita", la escuche pocas horas antes del concierto y la amé como todas las demás; comencé a gritar "¡Silvio, te amo!", sí, sí, era totalmente necesario y desde ahí no deje de corear las canciones. Silvio y yo estábamos conectados o era que horas antes del concierto me enviaron el pasado set list porque todas las canciones la atinaba y hasta en las grabaciones sale mi voz diciendo "ahora vine tal canción". Desgraciadamente, a la mitad del concierto me comenzaron a dar escalofríos y horas más tarde fiebre; pero eso es lo menos importante.


  • La mejor canción y la más emocionante: De la ausencia y de ti
    • "Y decirte que todo está igual, la ciudad los amigos y el mar esperando por ti."
  • La más coreada: "Te doy una cancion"
    • "Como gasto papeles recordandote, como me haces hablar en el silencio.
  • La sorpresa: "Pequeña serenata diurna"
    • "Soy feliz, soy un hombre feliz y pido que me perdonen los muertos de mi felicidad."
La gente gritó, coreo sus canciones y lloraron con ellas; se sentían mil emociones en el aire y regresó cuatro veces ya que nadie se movía. Todos éramos una sola voz y como me dijo un queridísimo amigo:

"Es la magia de formar parte de una inmensa minoría."

domingo, 14 de abril de 2013

¿Dónde estas Daniela?

- Otra vez no llegaste a dormir a casa, ¿qué está sucediendo contigo? 
- Me estoy divirtiendo, no seas exagerado papá. 
- No puedes avisar donde estarás para no preocuparme
(Daniela ya había cerrado la puerta de su cuarto)

Daniela había perdido la conexión con los que la rodeaban, dejo de reír y cantar para comenzar a caminar con parsimonia, mirar los detalles de las calles donde cruza y pensar que no debe estar donde está ni hacer lo que está haciendo y luego se pierde en una paradoja - ¿si no debo estar aquí, dónde debo estar? - que no tiene salida. Busca en los sonidos de los demás la respuesta de sus preguntas y recuperar la melodía de su canción. Esa que cantaba por las calles, esa que la hacía bailar a pesar que todo se partía en dos, esa canción con la que se burlaba del mundo y se reía de los que lloran. 

Daniela había perdido la conexión con su familia, no entendía si ella hablaba un idioma diferente o los demás lo hacían. Tal vez tenía una forma de pensar muy estrecha o ¿los demás la tenían?. Busca descifrar lo que esperan de ella, lo que quieren de ella sin embargo cuando veía todo más claro sonaba una voz en su cabeza que repetía constantemente:

- No debes decepcionar a nadie, sólo es eso, no importa si lo que haces esta bien o mal, si te gusta o no, si es tu destino o no, sólo no debes decepcionar a nadie.

Luego pensaba que si en el intento de no decepcionar a nadie se estaba decepcionando a sí misma. Daniela miraba cada detalle de su casa, recordaba como era antes y notaba cuanto habían cambiado las paredes en tan poco tiempo y como su hogar perdía la esencia que antes amaba.

Daniela había perdido la conexión con su confidente, no recuerda quién era la persona que la escuchaba cuando estaba triste y feliz, quién la aconsejaba cuando no sabía que hacer, quién la conocía más que ella misma y sabía que haría antes que ella lo pensará.

Daniela había perdido la conexión con lo que le gustaba, tanto que ahora no sabe ni que es lo que le gusta.

Había perdido conexión con ella, tanto que no sabe ni quién es la de estas líneas.

- ¿Dónde está Daniela?
- Me estoy divirtiendo, no sean exagerados. Regreso luego.