Estaba en medio de una pelea con él cuando la vi corriendo rapidísimo. Para ser ella era casi increíble. Nunca fue buena en clase de deportes porque solía decir que sudar no combinaba con su larga cabellera castaña. Al pasar fugazmente por mis ojos sentí la necesidad de correr junto a ella, no sé cual era la finalidad: si alcanzarla y conversar o sólo hacerle sentir que yo también me unía en su confusión y quería escapar de donde estaba. Al pensar en el porqué se vienen a mi mente mil excusas y otros mil porqués, no sé cual fue el motivo real.
Ella era muy rápida y yo, al igual que ella, nunca fui buena en clase de deportes. Se me hizo difícil alcanzarla. Algo inusual pasó ese día ya que siempre me cansaba en las dos primeras cuadras y estaba vez íbamos horas de horas corriendo, o yo lo recuerdo así, sin cansarme. Oía que trataba de decirme algo mientras corría, no lograba descifrar palabra alguna pero creo que en ese momento no era importante entender razones o porqués, sólo correr.
Era San Valentín y nosotras estábamos cual locas por la ciudad entre millones de parejas acarameladas. Pienso que ella se dio cuenta lo mala idea que era correr justo ese día, por eso decidió parar en un bar barranquino y me propuso conversar con unos tragos, yo tenía curiosidad de saber que le pasaba por eso acepte. Al inicio ninguna pronunciaba palabras, asumo que fue porque casi no teníamos aliento y se nos era difícil respirar después de tremendo tour limeño que hicimos. Pedimos un par de whiskys a las rocas y una cajetilla de cigarros. Me sentí con la obligación de iniciar la conversación:
- "¿Qué paso?"
- "Es un idiota este tipo, nunca entiende de razones. Cree conocerme y no lo hace, sólo repite constantemente que esto es lo mejor. ¡Siempre es así! Arruina todos los momentos lindos, yo llegue con unos estúpidos globos y, y, y ¡me tiene harta! ¿Esto es lo mejor? Él no sabe la diferencia entre mejor y peor. Justo hoy, justo en mi Valentin."
No sabía que decir. Decidí seguir tomando sin preguntar más razones, ella estaba muy confundida y yo con toda el enojo encima por la pelea de antes.
Esa noche celebramos nuestro primer Ballantine's Day. Tomamos hasta que el bar nos dijo que iba a cerrar y que por favor nos retiremos, salimos de allí como si nada hubiera pasado. Abrazadas y riendo de todo y nada al mismo tiempo. Nada importaba, eramos, de manera efímera, felices.
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