martes, 3 de enero de 2012

Recuento de los días contigo

Era en Abril cuando una corriente de viento anunciaba que se acercarían días difíciles que debía afrontar sin el calor de los escasos rayos de sol que aún brillaban. Comenzar a vivir por deber y soñar por necesidad, buscar razones para sentir que seguía siendo la misma risueña mujer; hablar por deber y cantar por necesidad, tomar un aliento y encontrar un nuevo camino donde lo único que escuchaba era mi voz y algunos ecos distorsionados del pasado, en ese momento no era necesario más para sobrevivir a los días de nostalgia. De pronto apareció una voz atrevida gritando "estoy celoso", me detuve sintiendo un poco de temor, traté de encontrar la procedencia de esa voz pero unas gafas oscuras no me permitían ver claramente lo que me rodeaba. Los días pasaban y seguía oyendo a esa voz, prometía defenderme de mil males y otros demonios, me contaba que deseaba ser la melodía de mi canción para que al escucharla me den ganas de bailar y así vuelva a sonreír; no entendía el porqué de ese afecto hacía a mi, si el sabía que poco o nada yo daba por el.

Era en Mayo cuando volvió a gritar la voz atrevida, decía que me extrañaba y cuestionaba la razón por la que solía ignorarlo; yo le sugerí perder el tiempo juntos y el sin mucha oposición aceptó mi propuesta. No me di cuenta en que momento de nuestro andar empecé a desear que las horas corran más lentas y me encantaba sentir como me atormentaba con felicidad, perdí el control del tiempo y olvidaba con frecuencia en que mes nos encontrábamos. Me gustaba dedicarle mis canciones, mis colores, mis "sin razones", mis sonrisas poco felices pero auténticas, solía creer que lo hicieron especialmente para mi pero seguía sin poder ver claramente su rostro.

Era en Agosto cuando descubrí su rostro, no era lo que esperaba porque era aún mejor. Atiné a mostrar una gran sonrisa y pronunciar una y otra vez lo bonito que era el día, lo bonitas que eran las flores del camino en donde estábamos, lo bonito del cielo, lo bonito de las mariposas, lo bonito del sol, lo bonito de lo bonito. El era el culpable de mis comentarios sin sentido, porque desde que lo conocí comencé a ver todo bonito.

Era en Diciembre cuando yo solía pensar que el me quería, solía soñar que dibujaba mi rostro con las nubes en medio de un atardecer, solía creer que este sentimiento era tan suyo como mio, como nuestro. Pero ahora estoy segura.

Es Enero cuando con voz atrevida te gritaré que:
"Quiero amar cada uno de tus adorables defectos, todas tus dulces virtudes y todo tu ser para dejar de inventarte. Quiero amarte en la locura y en la cordura. Quiero mirar tus ojos, amarlos, y sentir que nuestro amor es sincero y desinteresado, surgió en el crudo invierno y si no se esfumó en el primer tropiezo es porque siente que existen suficientes razones para seguir latiendo. Quiero olvidar el pasado para vivir nuestro presente y regalarte mi futuro. Quiero amarte en el infierno y el paraíso. 
Mi amor crece al ritmo de una interminable melodía y siente la necesidad de gritar que te amo, más allá de lo físico, más allá de nuestros cuerpos, más allá de lo terrenal, así te amo, con risas y enojos, con sol y neblina, con sueños y pesadillas, así te amo, pasando una tarde entre tus brazos y afirmando que allí es donde pertenezco, así te amo, rozando con la perfección. 
Así te amo y no dejaré de hacerlo porque quiero amarte."