Mi querida Manchay, como no dedicarte un lugar si eres parte de mi día a día.
Te conocí en Marzo 2009, el segundo día de universidad ya que el primer día de clases, como típica chica engreída con un papá consentidor, él me llevó y me explicó a detalle la ruta por la que pasaría todos los días los siguientes cinco años de mi vida. Mi paradero tenía un nombre inusual y particular, como la mayoría de paraderos de esa línea. Debía bajarme en "flecha". ¿Flecha?. La primera vez que lo escuché pensé que era porque en algún momento de la historia peruana pasó algo representativo con una flecha en ese lugar, tal vez alguien murió allí al ser atravesado por una, o en el más aburrido de los casos había o hubo una tienda, bodega o "Mini market" (mi paradero pertenece a La Molina, ¿nos ponemos un poco fichos?) llamado flecha por allí. Pensé muchas cosas más pero no voy a citarlas, no quiero aburrirlos, sólo resaltar que tengo una mente muy imaginativa. Se frustraron mis ideas cuando me dí con la sorpresa que se llamaba flecha porque en la pista estaba dibujada una flecha de color blanco hacía la derecha. Que más podía esperar de una línea que tiene como paradero "árbol", "terminando pared", "tercera casa verde de tres pisos con escalera caracol, ¡baja!".
Sabía en que paradero debía bajarme, el tiempo que me tomaría el trayecto, la ruta que recorrería, el color del bus. Estaba lista para el segundo día de universidad.
Me levanté a las 6:00 am, muy emocionada como suelo ser. Mi lado hiperactivo salió en todo su esplendor. Moviéndome de aquí pa' allá, de allá pa' acá, escogiendo el outfit perfecto para un segundo día, preparando mi desayuno, entrando y saliendo del baño, mirándome en el espejo. ¡Vaya, mi vanidad!. Debía estar en el paradero a las 7:00 en punto, y así fue. Estaba paradita en el paradero con mi morral azul y una sonrisa que me ayudaba a no pasar desapercibida entre la multitud de seres con actitud lamentable y cara de sueño. Llegó la Manchay y de pronto vi moverse a la multitud lamentable hacía la puerta de manera escandalosa y desesperada, como si estuvieras en una barra libre y de pronto anuncian que sólo quedan tres minutos para terminar la promoción y todos corren para coger la última cerveza gratis y más sabrosa que ninguna. Era verano y estaba con sandalias, pobres mis pies. Con suerte pude subirme en el segundo carro que llegó, me sentía un pegaloco, un libro de biblioteca, el peluche feo y aplastado de la repisa, un tallarin antes de ser cocido pegado a muchos otros tallarines, un abarrote del mercado. Pero lo que yo no sabía en ese momento era que en el octavo paradero siguiente subiría otro mar de personas, en ese momento pensé "que suerte la de las anchovetas, están juntas pero cada una tiene su lugar en el espacio". Dos características de mi querida Manchay, tiene paraderos con nombres particulares y siempre está llena, sea la hora que sea, no existe el termino "hora punta", nunca tienes opción de sentarte porque cuando crees que tuviste suerte de pararte cerca de alguien que bajaba pronto, aparece una señora con un niño en brazos o un viejito con cara de buena gente.
La tercera característica es consecuente de la segunda y la llamo "la vieja loca" que nunca falta, al que le caiga el guante que se lo chanté. La vieja loca es aquella persona que sube al bus sabiendo que está lleno y encima se queja. Aquella persona tan egoísta que, después de pelear con treinta pasajeros igual de apurados y desesperados, cree que no debería subir nadie más y dice las típicas frases:
- Usted, ¿¡qué se cree!? No somos chanchos, ovejas, burros, animales para que estemos así.
- Chofer, ¡apúrese! Que hace parando en cada paradero.
- Ya, ¡nos vamos de frente ah!
Les confieso que para mi es muy gracioso porque suelo burlarme del ridículo de los demás y me gusta pensar que todos los demás son tontos mientras yo no. Sin embargo, a otras personas les molesta terriblemente y puede decir algo como esto:
- Señora, si quiere comodidad ¡tome taxi!
En ese momento comienza una batalla civil. El bus se divide en dos bandos y algunos espectadores que ya no disfrutamos del espectáculo, porque sumada con la incomodidad, no es gracioso.
Si es verano, ni hablar:
La batalla civil + la incomodidad + el humor de las personas + LAS VENTANAS CERRADAS = AUXILIO
Las ventanas cerradas, otra características, muy común. No importa la estación que sea, las ventanas están cerradas. En invierno, por el frío y en verano porque se pueden despeinar. ¡Claro! es básico tener las ventanas cerradas, no por las puras has estado cuarenta y cinco minutos peinando, cepillando y planchando tu cabello para que luego alguien te abra la ventana y se arruiné tu "peinado" ¡Qué irónico!
Sigamos, la Manchay se demora en el Ovalo Santa Anita aproximadamente y con suerte quince minutos, puede ser mucho más. En ese tiempo suben y bajan muchos vendedores de algún producto golosinario, lamentablemente en mis dos años de experiencia de cada diez personas una le compra algo. Ya saben, queridos amigos emprendedores, la Manchay no es un buen mercado. A veces tengo suerte y en ese tiempo que esperamos que el bus se llene, consigo un asiento donde poder descansar luego de 45 minutos de viaje. Si no, ni modo, agarrar bien la mochila y seguir con el ánimo arriba.
La música. LA MÚSICA. Gracias a dios ya me compré un mp3, así que no es problema. Pero de forma informativa, la Manchay es hincha de "La nueva Q" y "Onda cero". Realmente para mi nunca fue un gran problema, tengo que aceptar que llegaba a clase coreando Marisol, Wisin y Yandel y Tony Rosado, pero ya saben algunos dicen ¿cumbia?, ¿chicha? ¿perreo? ¡AGGGG! y luego están coreando las canciones en sus "noches de diversión". Conmigo esas cosas no van, soy de un rico cono pintorezco y sabroso.
¡Los cobradores! He conocido a muy buenos cobradores, de los que te despiertan cuando te quedaste dormida y te ayudan a no pasarte de paradero, de los que no te cobran pasaje cuando le dices que tienes problemas con ser distraída y se te olvidó la billetera en casa, de los que son muy amables con las personas mayores. Hay uno en particular que se me quedó grabado en la memoria, recuerdo que un día estaba durmiendo y no fue como el típico cobrador que comienza a decirte "Señorita, señorita (con su dedo sobre tu hombro) pasaje, ¡pasaje!", él fue diferente. Espero hasta que me levanté para cobrarme, no olvidaré su rostro. Pero lo que no me queda duda, lo siento queridas lectoras, es que las peores son las mujeres, a ellas les debes mostrar tu carnet unas siete veces y si esta vencido te baja del carro y ni pelees porque sales perdiendo, así que tu sólo di que tiene toda la razón y paga los veinte centavos de diferencia.
Robos, robos, robos, no sé si es característica de la Manchay o es verdad lo que dicen que yo soy una "bendecida" para los robos. Me han asaltado tres veces en mis dos años de usarla, de las cuales una vez me pelee y logré que no me roben. Fue un poco denso, porque me caí en el micro y rodé un poco, nadie se metió y cuando se bajó el delincuente, pasó lo siguiente:
- ¿Te estaban robando?
- No, me encanta rodar por el piso. Es un hobbie llamar la atención, así que hice un rol play de como debes defenderte en caso de asalto.
- (murmullos) Creo que esta chiquita esta loca...
Aún me quedan dos años más para tomar la Manchay ya que dudo que cambie mi ruta y decida ir por Evitamiento. La verdad que eso de hacer trasbordo y tomar varios buses, no va conmigo. A menos que en unos años alguien me quiera regalar un auto y pues, cambiar siempre es bueno. Por último, quiero resaltar que a pesar de todo sé que las cosas están cambiando porque la nueva flota son buses más amplios, con mejor música, asientos en buen estado, usan ambientador y recordar que:
La Manchay es mi Manchay.