jueves, 15 de septiembre de 2011

Amor a octava vista.

¿Creen en el destino? Yo siempre he creído en él, pero ahora sé que existe. Cuando algo tiene que pasar, es así. Sin importar los 90 minutos de distancia.

Y ahí estaba yo, sentada en un lugar junto a un tomacorriente para poder cargar la batería de mi celular. Junto a mi estaba una persona que en ese momento no conocía muy bien.
Administrativa, el curso más aburrido que hasta ahora he llevado en mi vida universitaria, ¡mucha teoría, mucho blablabla!. Estuve conversando prácticamente toda la clase, de varios temas y todavía no recuerdo el porqué pero esta persona me señalo a un muchacho mientras lo describía, decía que era inteligente, responsable y otras cosas más, fue una buena "primera presentación". Cuando volteé a mirar ¡ahí estabas tu! lo recuerdo bien, a tres columnas y una fila de distancia, con tu bonita "cara de nada" y mi único comentario fue "¡Ah!" y giré para escribir un mensaje para no recuerdo quien. Después, al terminar la clase quedamos en ser grupo para este curso, sin saber que luego también tu estarías en él.

(Meses después)

Y ahí estaba yo, viéndote cantar Te Amaré de Silvio Rodríguez y no sabía que pensar. Tal vez era porque te dije que nadie antes me había dedicado una canción, o porque te dije que si alguien me cantaría justo esa canción me derretiría y querías verme derretir, o tal vez, sólo tal vez, algún día me amarías así.
Y ahí estábamos nosotros, echados en mi mueble viendo unos videos.
Y ahí estaba yo... tan cerca. Otro día será.
Y ahí estabas tu, junto a mi mientras dormía.
Y ahí estábamos nosotros, en nuestro frío paradero de La Molina. Parecíamos enamorados pero sólo nos gustaba pasar tiempo juntos...
Hasta ahora...

Y ahora que nos encontramos cada madrugada en sueños; ahora que no puedo dejar de ver tus ojos cambiar de color y ellos provocan que me pierda mientras contemplo su misterio; ahora que quiero ser la cuerda de tu guitarra, el acorde afinado de tu canción y la voz que te diga "buenos días mi amor" al despertar; ahora que te extraño cuando pasan más de veinticuatro horas lejos de ti; ahora que eres la cuchilla de mi cometa; ahora que te veo en dónde no estas; ahora que no puedo dejar de reír y la felicidad rebalsa mi ser; ahora que cada vez me importa menos el "que dirán"; ahora que no entiendo porque el capítulo 10 de la primera temporada de The OC se llama "La pareja perfecta" si no aparecemos nosotros; ahora que pare unos segundos para que ninguno tenga más "pasos delante"; ahora que mis "16 peores sábados" se convirtieron en mis "16 mejores sábados"; ahora que tengo tu mano sobre la mía; ahora que te saludo con un beso, ahora que te apoderaste de Setiembre y pretendes robarte Octubre y yo quiero que estés hasta siempre; ahora... ahora que todo es exactamente como debería ser, es real.

jueves, 8 de septiembre de 2011

Manchay

Mi querida Manchay, como no dedicarte un lugar si eres parte de mi día a día.

Te conocí en Marzo 2009, el segundo día de universidad ya que el primer día de clases, como típica chica engreída con un papá consentidor, él me llevó y me explicó a detalle la ruta por la que pasaría todos los días los siguientes cinco años de mi vida. Mi paradero tenía un nombre inusual y particular, como la mayoría de paraderos de esa línea. Debía bajarme en "flecha". ¿Flecha?. La primera vez que lo escuché pensé que era porque en algún momento de la historia peruana pasó algo representativo con una flecha en ese lugar, tal vez alguien murió allí al ser atravesado por una, o en el más aburrido de los casos había o hubo una tienda, bodega o "Mini market" (mi paradero pertenece a La Molina, ¿nos ponemos un poco fichos?) llamado flecha por allí. Pensé muchas cosas más pero no voy a citarlas, no quiero aburrirlos, sólo resaltar que tengo una mente muy imaginativa. Se frustraron mis ideas cuando me dí con la sorpresa que se llamaba flecha porque en la pista estaba dibujada una flecha de color blanco hacía la derecha. Que más podía esperar de una línea que tiene como paradero "árbol", "terminando pared", "tercera casa verde de tres pisos con escalera caracol, ¡baja!".

Sabía en que paradero debía bajarme, el tiempo que me tomaría el trayecto, la ruta que recorrería, el color del bus. Estaba lista para el segundo día de universidad.

Me levanté a las 6:00 am, muy emocionada como suelo ser. Mi lado hiperactivo salió en todo su esplendor. Moviéndome de aquí pa' allá, de allá pa' acá, escogiendo el outfit perfecto para un segundo día, preparando mi desayuno, entrando y saliendo del baño, mirándome en el espejo. ¡Vaya, mi vanidad!. Debía estar en el paradero a las 7:00 en punto, y así fue. Estaba paradita en el paradero con mi morral azul y una sonrisa que me ayudaba a no pasar desapercibida entre la multitud de seres con actitud lamentable y cara de sueño. Llegó la Manchay y de pronto vi moverse a la multitud lamentable hacía la puerta de manera escandalosa y desesperada, como si estuvieras en una barra libre y de pronto anuncian que sólo quedan tres minutos para terminar la promoción y todos corren para coger la última cerveza gratis y más sabrosa que ninguna. Era verano y estaba con sandalias, pobres mis pies. Con suerte pude subirme en el segundo carro que llegó, me sentía un pegaloco, un libro de biblioteca, el peluche feo y aplastado de la repisa, un tallarin antes de ser cocido pegado a muchos otros tallarines, un abarrote del mercado. Pero lo que yo no sabía en ese momento era que en el octavo paradero siguiente subiría otro mar de personas, en ese momento pensé "que suerte la de las anchovetas, están juntas pero cada una tiene su lugar en el espacio". Dos características de mi querida Manchay, tiene paraderos con nombres particulares y siempre está llena, sea la hora que sea, no existe el termino "hora punta", nunca tienes opción de sentarte porque cuando crees que tuviste suerte de pararte cerca de alguien que bajaba pronto, aparece una señora con un niño en brazos o un viejito con cara de buena gente.

La tercera característica es consecuente de la segunda y la llamo "la vieja loca" que nunca falta, al que le caiga el guante que se lo chanté. La vieja loca es aquella persona que sube al bus sabiendo que está lleno y encima se queja. Aquella persona tan egoísta que, después de pelear con treinta pasajeros igual de apurados y desesperados, cree que no debería subir nadie más y dice las típicas frases:

- Usted, ¿¡qué se cree!? No somos chanchos, ovejas, burros, animales para que estemos así.
- Chofer, ¡apúrese! Que hace parando en cada paradero.
- Ya, ¡nos vamos de frente ah! 

Les confieso que para mi es muy gracioso porque suelo burlarme del ridículo de los demás y me gusta pensar que todos los demás son tontos mientras yo no. Sin embargo, a otras personas les molesta terriblemente y puede decir algo como esto:

Señora, si quiere comodidad ¡tome taxi! 

En ese momento comienza una batalla civil. El bus se divide en dos bandos y algunos espectadores que ya no disfrutamos del espectáculo, porque sumada con la incomodidad, no es gracioso.
Si es verano, ni hablar:

La batalla civil + la incomodidad + el humor de las personas + LAS VENTANAS CERRADAS = AUXILIO

Las ventanas cerradas, otra características, muy común. No importa la estación que sea, las ventanas están cerradas. En invierno, por el frío y en verano porque se pueden despeinar. ¡Claro! es básico tener las ventanas cerradas, no por las puras has estado cuarenta y cinco minutos peinando, cepillando y planchando tu cabello para que luego alguien te abra la ventana y se arruiné tu "peinado" ¡Qué irónico!

Sigamos, la Manchay se demora en el Ovalo Santa Anita aproximadamente y con suerte quince minutos, puede ser mucho más. En ese tiempo suben y bajan muchos vendedores de algún producto golosinario, lamentablemente en mis dos años de experiencia de cada diez personas una le compra algo. Ya saben, queridos amigos emprendedores, la Manchay no es un buen mercado. A veces tengo suerte y en ese tiempo que esperamos que el bus se llene, consigo un asiento donde poder descansar luego de 45 minutos de viaje. Si no, ni modo, agarrar bien la mochila y seguir con el ánimo arriba.

La música. LA MÚSICA. Gracias a dios ya me compré un mp3, así que no es problema. Pero de forma informativa, la Manchay es hincha de "La nueva Q" y "Onda cero". Realmente para mi nunca fue un gran problema, tengo que aceptar que llegaba a clase coreando Marisol, Wisin y Yandel y Tony Rosado, pero ya saben algunos dicen ¿cumbia?, ¿chicha? ¿perreo? ¡AGGGG! y luego están coreando las canciones en sus "noches de diversión". Conmigo esas cosas no van, soy de un rico cono pintorezco y sabroso.

¡Los cobradores! He conocido a muy buenos cobradores, de los que te despiertan cuando te quedaste dormida y te ayudan a no pasarte de paradero, de los que no te cobran pasaje cuando le dices que tienes problemas con ser distraída y se te olvidó la billetera en casa, de los que son muy amables con las personas mayores. Hay uno en particular que se me quedó grabado en la memoria, recuerdo que un día estaba durmiendo y no fue como el típico cobrador que comienza a decirte "Señorita, señorita (con su dedo sobre tu hombro) pasaje, ¡pasaje!", él fue diferente. Espero hasta que me levanté para cobrarme, no olvidaré su rostro. Pero lo que no me queda duda, lo siento queridas lectoras, es que las peores son las mujeres, a ellas les debes mostrar tu carnet unas siete veces y si esta vencido te baja del carro y ni pelees porque sales perdiendo, así que tu sólo di que tiene toda la razón y paga los veinte centavos de diferencia.

Robos, robos, robos, no sé si es característica de la Manchay o es verdad lo que dicen que yo soy una "bendecida" para los robos. Me han asaltado tres veces en mis dos años de usarla, de las cuales una vez me pelee y logré que no me roben. Fue un poco denso, porque me caí en el micro y rodé un poco, nadie se metió y cuando se bajó el delincuente, pasó lo siguiente:

- ¿Te estaban robando?
- No, me encanta rodar por el piso. Es un hobbie llamar la atención, así que hice un rol play de como debes defenderte en caso de asalto.
- (murmullos) Creo que esta chiquita esta loca...

Aún me quedan dos años más para tomar la Manchay ya que dudo que cambie mi ruta y decida ir por Evitamiento. La verdad que eso de hacer trasbordo y tomar varios buses, no va conmigo. A menos que en unos años alguien me quiera regalar un auto y pues, cambiar siempre es bueno. Por último, quiero resaltar que a pesar de todo sé que las cosas están cambiando porque la nueva flota son buses más amplios, con mejor música, asientos en buen estado, usan ambientador y recordar que:

La Manchay es mi Manchay.

Agridulce

Te gusta calentarme el café en las mañanas y a mi me gusta sentir un sabor amargo al despertar.
Te gusta creer que lo sabes todo y a mi me gusta pensar que siempre dices la verdad.
Te gusta ser el más gracioso y a mi que me gusta reír sin parar.
Te gusta hacerme el amor y a mi me gusta cree que soy la madre de tus perversiones.

Y te gusta oírme cantar y a mi me gusta que me escuches.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

El sabor de los veranos a punto de brillar

Estoy aquí y ahora contigo. No puedo creer que esté haciéndose realidad mi sueño de las últimas madrugadas.

Estoy tan cerca de tus labios, a un suspiro de distancia de nunca llegar a casa. Murmuraste que ya era tarde y perderíamos la función del teatro pero sólo atiné a sonreír y acariciar con mis dedos tu espalda. Tú acercaste tu cuerpo más al mio para hacerlo nuestro, mordí tus labios con tanta sutileza y lentamente... mientras el sol mostraba sus últimos rayos de luz de tono medio anaranjado. Nuestras prendas se desprendieron rápidamente. Vivía intensamente cada segundo, no podía olvidar nada. Capturaba cada mirada, movimiento, palabra, cada uno de tus mágicos besos, no podía olvidar nada.
Mañana será un nuevo día y es contigo como siempre debió ser.

Nostalgia

Al no tenerlo en ese momento a mi lado, hace que lo deseé más aún. Anhelo estar enredada en sus brazos demostrando lo cuán importante es para mi. El momento menos pensado, en el lugar que sea, su rostro invade mi mente, y ese suspiro me delata ante los otros dando a entender que soy la mujer más enamorada. Desde lo más dentro de mi ser, cada parte de mí, tiene su nombre, sus acciones, sus miradas, sus palabras y tantas cosas más que no parecen importantes, pero que aún así, son lo mejor que tengo. Pues es así que ese suspiro sale a flote y sin miedo y es que cuando quiero te quiero, te pienso y te extraño infinitamente.

viernes, 2 de septiembre de 2011

Cuarenta y ocho


Sí, soy yo otra vez, escribiendo a tempranas horas de la madrugada como solía hacer. 

Hoy son cuarenta y ocho días que no veo tu rostro y me he dado cuenta que no puedo seguir así, necesito confesar que en este tiempo he hablado mal de ti y te pido disculpas por eso, he repetido tantas veces que eres un mentiroso, que jugaste conmigo y con el amor que sentía por ti; me hiciste creer tantas cosas para que yo no me entregue a alguien, tantas cosas que hasta ahora no entiendo el porqué. No quiero desviarme, no escribo para reprocharte, al contrario, así suene botado te escribo para decirte que te perdono y olvido todas las mentiras, me olvido de los cuarenta y ocho días que por tu recuerdo he llorado en cada madrugada, cuando nadie me veía, cuando nadie podía reprocharme, te perdono por hacer que me convierta en una persona que en frente de todos finge ser feliz, sabes que yo nunca me callo nada, imagínate lo difícil que se me ha hecho fingir. Así como yo me olvido de todo lo malo, te pido que tu también me perdones por todo el daño que te hice, por los malos ratos, por los enojos, por los celos que por mi culpa sentiste, por todas las indirectas y directas, por todos los espectáculos. Discúlpame de todo corazón, tal vez me faltan mencionar más cosas pero aún me queda algo que no quiero arruinar.

Quiero recordar nuestros mejores meses. Esos, cuando realmente éramos felices juntos, y me hacías reír tanto con tus ocurrencias y yo era tan cándida ¿recuerdas? Quiero ver nuestras fotos y decir que realmente fui feliz contigo, pensar "¡qué buenos tiempos aquellos!". Ninguno de los dos puede decir que nuestra relación fue un desastre porque sólo con recordar los atardeceres en tu oficina que muchas veces la sentí tan mía, cuando veía tus ojos y sentirte. Éramos uno.

Aprendí a amar tus defectos y a convivir con ellos y no me parece bien que después de estar juntos tanto tiempo ahora sea como si nunca nos hubiéramos conocido. Tiene que ser como dijimos que terminaría nuestra relación, ¡siendo patas! Tu me contarías de tus problemas existenciales y yo de los míos, siempre apoyándonos incondicionalmente, siendo pareja de baile, pasando una tarde jugando "ocho locos" o yendo a la playa para volverme como loca pensando que te vas a morir por la forma en la que nadas, o para decirte mis sermones motivadores (vaaaamos, dime que los extrañas) o para jugar play en mi casa o para que me obligues a leer el periódico o para piconearnos juntos o para tomar una siesta como estábamos acostumbrados a hacerlo después de almorzar o para simplemente pasar un buen rato entre patas. Eso es lo que quiero. Te extraño tanto que odiarte, ¿odiarte? no puedo odiarte.

Todo es mejor cuando estamos juntos, eso no involucra ser enamorados.

Tu, la única persona que sabe toda mi vida, al que le conté lo que a nadie le he contado, una de las pocas personas que me conoce como realmente soy porque contigo nunca fingí, el chico con quien pase más de 756 tardes y te aseguro que ninguna me aburrí porque eres mi chico favorito, una persona que confío tanto a pesar de todo. No sé si tu sientes lo mismo que yo. Tal vez, tal vez me odias más y los buenos recuerdos los has olvidado. 

De mi hacía a ti, con el corazón en la mano, y unas ganas terribles que aceptes mi amistad. Después de tanto acepto que aún te quiero, te querré siempre, eres mi gran amigo.